Susurros de amor © [FINALIZADA]

Capítulo 28: Admiración recíproca

30 de noviembre, 2018

—¡Whisper, ven aquí! —grité detrás de ella.

Mis piernas ágiles estaban a punto de alcanzarla, pero ella seguía corriendo por toda la casa con jabón en su cuerpo. ¿En qué momento mi gata se convirtió en perro? Cuando me dijeron que bañar a tu gato es un trabajo muy difícil, y que terminaría con arañones en todo el brazo y pierna, me asusté, pero jamás creí que Whisper correría por la casa con espuma, dejando sus huellas en el piso, que hace minutos mamá limpió.

—¡Gata condenada! —seguí gritándole—¡Hoy te quedas sin galletas!

El timbre suena, y fui rápidamente a ver quién era. Dainan estaba afuera con una bolsa de papas fritas, ambos quedamos en jugar en mi Play Station. Estuve a punto de viajar a otro mundo al ver su desaliñada apariencia de chico malo, no obstante, las palabras que salieron de sus deliciosos labios, me trajeron rápido a la realidad.

Me dio un beso corto—¿Todo bien?, escuché que estabas gritando.

—Whisper se ha escapado de la bañera, y no puedo alcanzarla. —muevo mis cejas impacientes—Mamá me matará cuando vea que su piso está cubierto de jabón.

Comienza a reírse, y a mí no se me hizo gracioso, porque después tendré que limpiar ese desastre.

—Si sigues riéndote, te olvidas que tienes una novia. —enfaticé, mirándolo sin signos de diversión.

Se acerca en pasos ligeros para darme un abrazo—Bien, no te enojes. Te ayudaré a alcanzarla—ingresa por un lado a la sala, y cuando estoy a punto de cerrar la puerta, mi gata sale corriendo a la calle.

—¡WHISPER! —di un grito al cielo.

Salí de la casa en modo rayo, tratando de alcanzarla. Es increíble que me hiciera correr de esta forma. ¿en dónde se ha visto que un gato se escapa como si fuese un perro? Sostengo mi cabeza con las manos, observando de arriba abajo, buscándola con la mirada, sin embargo, es como si hubiese desaparecido por arte de magia.

—Ve a la derecha—me indicó Dainan, y asentí—yo iré a la izquierda, si uno de los dos la encuentra primero, llama al otro.

Corrí hacia la derecha, buscándola entre los arbustos, debajo de los bancos también, sin embargo, no la encontraba. Mi desesperación ya la estaba percibiendo en mi cuerpo al igual que la presión en el pecho, pero traté de tranquilizarme. Ella no ha podido ir lejos. Mientras la buscaba escuché unos sollozos persistentes. Eran de un niño.

No le di importancia, seguí buscando a Whisper, pero entonces el sollozo aumentó, y conmocionada presioné mi pecho, contuve la respiración y deseando con el corazón que Dainan la encuentre, busqué a aquel niño y lo encontré llorando detrás de un árbol, sentado con su rostro ahuecado en las rodillas.

—Oye—lo llamo, él no levanta la cabeza—¿Estás bien, pequeño?

Niega con su cabecita.

Me arrodillo frente a él—¿Alguien te hizo daño? ¿Qué te pasó?