1. Volver.

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Océano Atlántico.

Me encuentro leyendo un libro arriba del avión, una patada en mi asiento me desconcentra de mi lectura. Ya llevamos seis horas volando, el vuelo dura doce así que todavía falta la mitad de mi viaje.  Seis horas para estar de nuevo en Argentina.

Mi nombre es Gemma De Santis tengo 17 años. Mi madre es argentina y mi padre es italiano. Mi hermano mellizo y yo nacimos en Argentina, cuando cumplimos 5 años por razones del trabajo de mi padre nos mudamos a Roma Italia. Luego de pasar toda mi vida en ese país hoy, de nuevo por el trabajo de mi padre, nos volvemos a Argentina. A pesar de que es mi país natal no se cómo vivir aquí ya que era muy pequeña cuando me fui y es un lugar muy distinto a dónde viví estos últimos años. Esto realmente va a ser una experiencia muy interesante.

Mientras estoy pensando en la nueva vida que voy a tener miro las nubes pasar por mi ventanilla. Otra patada en mi asiento me saca de mis pensamientos. Me levanto furiosa y miro hacía atrás, allí se encuentra Gael, mi hermano mellizo, con una expresión divertida en su rostro.

- ¿Qué pasa? – pregunta con una sonrisa escapándose de su boca.

- ¿Qué pasa? Pasa que no paras de patear mi asiento.

- No sé de qué hablas hermanita.

- Si lo vuelves a hacer te golpeare.

- No creo que te atrevas. – dice mientras vuelve a patear mi asiento.

- ¡Voy a matarte Gael!

Cuando estoy a punto de saltar a golpear a mi hermano mi padre nos detiene.

- Bambinos ya basta con su pelea, los dos ya están bastante grandes para esto.

- El empezó – protesto.

- Ella quiso golpearme, porque sin querer patie su asiento.

- Basta de pelear. Yo vi lo que pasó Gael, estoy sentado a tu lado.

- Uff bueno – responde malhumorado.

Mi madre se levanta de su asiento que esta junto al mío.

- Chicos compórtense ya no tienen 6 años.

- Pero mamá – protesta Gael.

- Pero nada. Deja de molestar a tu hermana y tú – dirige su mirada hacia mi – tranquilízate, has estado todo el viaje tensa. Por favor tratemos de llevar el resto de este vuelo en paz.

- Bien – respondemos ambos. Y todos volvemos a nuestros asientos.

Mi mamá tiene razón, he estado todo el vuelo tensa. La verdad es que le tengo un poco de miedo a volar, lo he hecho toda mi vida pero igual me asusta.

Ya solo faltan 3 horas para aterrizar, mi hermano al parecer se durmió con lo cuál no podrá molestarme. Yo continúo leyendo mi libro, el libro se llama “A traves de mi Ventana” es una historia de amor, y a pesar de que ese tema no me llama mucho la atención en la vida real, en los libros si, y este me tiene muy enganchada.

- ¿Soñando con tu propia historia de amor Principessa? - La voz de Piero me desconcentra.

Piero es nuestro mayordomo, trabaja con nosotros desde hace mucho tiempo, el no es muy viejo apenas tiene 40 años. Desde que me mudé a Italia se ha encargado de asegurarse del bienestar de toda mi familia. Estoy muy agradecida por tenerlo en mi vida, es como un segundo padre para mí. Nos quiere tanto que ahora también se mudará con nosotros a Argentina.

Al parecer mi madre se ha levantado al baño y el se sentó un rato a mi lado para ver cómo estaba.

- Hola Piero, no, no estaba soñando con nada.

- Mmm a mí me parece que mi príncipessa quiere una historia de amor como la de esos libros.

- Tu me conoces muy bien y sabes que nunca enfocaría mi vida en eso.

Cada palabra que salió de mi boca es cierto. No me gusta la idea de atarse a alguien o como otros lo llaman enamorarse. Siento que en la vida hay otras prioridades. Nunca me he atado, o enamorado mejor dicho. Si me han atraído algunos chicos pero nada más, hay algo en mi que no me permite pasar de más de un beso. Yo diría que soy autosuficiente y no necesito a nadie que esté sujeto a mi e influya en mi vida.

- En algún momento el día que alguien te haga cambiar esos pensamientos tan cerrados que tienes.

- Te recomiendo que esperes sentado ese día porque eso jamás pasará – digo soltando una carcajada.

Tan solo falta una hora para aterrizar, me pongo a ver por la ventanilla tan solo veo nubes y el océano Atlántico que está debajo de nosotros, mi hermano ya despertó y está jugando videojuegos en su teléfono, mi papá arregla cosas de su trabajo en su computadora, Piero mira un programa para aprender a cocinar comida argentina y mi madre ojea una revista de moda. Muy pronto estaríamos en Buenos Aires su amada ciudad.

Mamá deja su revista y me habla – Estoy muy feliz de que volvamos a Buenos Aires.

- Me alegro mami, yo también estoy contenta. – volteó para mirarla.

- Se que es un cambio muy grande para ti ya que tuviste que dejar la vida que llevabas allá, pero estoy muy segura de que te adaptarlas muy bien.

- Eso espero – digo mientras le doy una mini sonrisa, su cara representa mucha ilusión y no me atrevo a decirle que en realidad tengo miedo a de no adaptarme.

Por fin aterrizamos, luego de 12 horas en un avión no veía la hora de estar en tierra firme. Por fin llegamos a la Ciudad de Buenos Aires. El día parece estar muy lindo ya que en Argentina en el mes de marzo es verano, contrario a Italia dónde es invierno.

Luego de salir de  aeropuerto vemos un auto negro con un chófer que espera por nosotros para llevarnos a nuestra nueva casa.

Cruzamos toda la ciudad, mientras el auto está andando yo apreció por la ventanilla todo el lugar. Pasamos por varios lugares icónicos como el planetario Galileo Galilei, el obelisco, transitamos la avenida 9 de Julio y pasamos al lado del increíble Rio de la Plata. El paisaje es muy lindo está ciudad me gusta mucho, a pesar de que viví muy poco aquí he venido un par de veces más.

Casi al final de la ciudad el auto se detuvo en frente de una entrada protegida por guardias de seguridad, detrás de la entrada se puede ver un parque muy grande.

Los guardias nos dejaron pasar y a medida que el vehículo avanzaba se pueden visualizar un gran lugar verde repleto de árboles. Detrás del todos esos árboles entramos en una calle llena de casas muy hermosa, aparentemente estábamos en un barrio privado. Siempre viví en uno de esos pero una uno tan lindo como ese. Al final de la calle se encuentra una casa muy hermosa y grande de color blanco con un enrejado negro en frente. Las rejas se abren y el auto ingresa a la propiedad para luego detenerse en la entrada.

Mi padre saca una sonrisa y nos mira – ¡Bienvenidos a nuestro nuevo hogar!

Mi hermano y yo quedamos impresionados al ver el lugar en dónde viviremos. Ya es oficialmente real, nos hemos mudado. Esa casa tan hermosa se convertira en el lugar donde mi vida cambiara.

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Nota: Bienvenidos a mi historia. Espero que les guste mucho.

El personaje de Gemma es muy hermoso y lleno sentimientos.

Los quiero. Pueden comentar que les pareció.

Muchas gracias.

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