18. El Despertar.

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En el instante en el que abro mis ojos y veo la claridad del día recuerdo lo que pasó anoche. Giro hacia el costado pero nadie esta a mi lado, Kilian se ha marchado. Me siento en mi cama y comienzo a mirar a mi alrededor mientras mi mente comienza a torturarme.

¿Eres consiente de lo que pasó anoche?

Oh sí que lo soy, anoche le he entregado mi virginidad a Kilian Aguilar a cambio de tan solo tres besos. - Me sonrojo a pesar de que nadie me esta mirando.

Y encima te gustó.

No quiero aceptarlo pero en el fondo lo se.

Pero, igualmente el se fue.

Kilian me trato muy bien pero al final que gane con eso, si después de todo se marchó. Al parecer el solo se acostó conmigo para quitarse las ganas. Puedo darme cuenta de que para el tan solo fui una noche y nada más, tengo que ser realista, no debo dejarme llevar por un momento. Y como soy realista se muy bien que ahora es muy tarde como para arrepentirme. No sé muy bien que me sucedió, es como si el momento me hubiera absorbido.

Salgo de mi cama, me pongo ropa cómoda, me ato un moño en el pelo y bajo a la cocina a desayunar. Al llegar me encuentro con la escena más extraña en la historia de las mañanas:

Kilian está cocinando el desayuno (si lo que están leyendo es verdad) tiene hasta un delantal puesto, el cual cubre su torso desnudo, ya que apenas se ha molestado en ponerse pantalones.

Me aclaro la garganta un poco fuerte para que el note mi presencia.

- Oh, hola Diamantito – saluda muy alegremente – Por fin te despertaste.

- Hola Principito. - saludo con desconfianza ya que no sé muy bien lo que está ocurriendo.

Fijo mi vista en la mesa de la cocina y noto que esta llena de comida, la cual tiene muy buena pinta a decir verdad.

- ¿Tu hiciste todo esto? – pregunto.

- Pareces un poco sorprendida.

Oh sí que lo estoy y mucho.

- Pues es que no sabía que tú cocinabas – digo. En realidad eso es lo que menos me sorprende.

- Si, si se cocinar – encoge sus hombros – O al menos lo intento.

- Yo veo que tiene muy buena pinta.

Grrrrrrr

Mi estómago cruje de hambre.

- Mi estómago me está suplicando que le dé de comer. - digo mientras huelo el delicioso aroma.

- Bueno es hora de que pruebes entonces.

Ambos nos sentamos en la mesa de la cocina, Kilian sirve una taza de café a cada uno y luego deja que yo elija que voy a comer. Al final me decido por unos hot cakes y un plato de frutas.

- Está delicioso. - digo mientras saboreo mis hot cakes con miel.

- Me alegro que te gusten.

Sigo degustando mi comida hasta que notó que Kilian me mira con una expresión como si algo le incomodara.

¿Será que es porque te ves como una loca hambrienta?

- ¿Sucede algo? - pregunto.

- Me gustaría hablar contigo sobre una cosa.

Creo que se hacía donde se dirige esto.      En este momento es cuando el va intentar explicarme que lo que pasó anoche no volverá a ocurrir. Sea mejor que me adelanté, para cambiarle el juego.

JAMÁS PASARÁ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora