14. Entre colegas

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La ansiedad no tardó en llegar.

Después de lo ocurrido en la tienda de ropa, Jungkook sabía que era cuestión de tiempo. A decir verdad, había comenzado a notar los síntomas antes incluso de salir por la trastienda de aquel local. Pensamientos inexplicables le llevaron a preguntas incómodas a las que por cierto, no hallaba respuesta. ¿Qué respuesta podía tener haber mirado a Jimin así? Haber pensado lo que pensó mientras lo hacía. O peor, no haber pensado en absoluto.

Actuó por puro instinto y eso era aún más retorcido y preocupante. No sabía que hacer.

Y para colmo, aún estando en esa crisis mental su obsesión por vigilar y acaparar a Jimin no se había detenido. Al contrario, iba en un imparable aumento. Jungkook se tiraba de los pelos sutilmente cuando se escuchó el sonido de la cerradura.

Hablando del rey de Roma.

Jimin cruzó la puerta de la casa ganándose de inmediato una atenta mirada de Jungkook, quién segundos después se percató de como la cintura de su obsesión más insana era agarrada por Kim Taehyung. Y Jungkook gruñó.

Sí, gruñó. No fue un carraspeo ni un quejido. Literalmente, gruñó. ¡Había desarrollado la capacidad de gruñir como un jodido perro pulgoso! Aunque la inminente preocupación por su transformación canina no impidió que se levantase de su asiento.

—¿De dónde venís?

Ambos lo observaron aunque él mirara únicamente a Jimin. Ese era otro pequeño problema. Había, digamos, desarrollado una especie de radar que se activaba en el momento en que Jimin se escapaba de su campo de control.

Lo vigilaba sin descanso y las pocas veces que este se le escurría de entre los dedos, le avasallaba a preguntas nada más reaparecer.

—De dónde a ti no te interesa. —rezongó Taehyung.—Que pesadito estás últimamente con adónde vamos. ¡Ni que nos fueran a raptar!

Jungkook hizo un gesto de molestia que no le pasó desapercibido a Taehyung. Este sonreía por dentro. Kim Taehyung no era tonto, al contrario de lo que muchos pensaban podía llegar a ser tremendamente observador si se lo proponía. Y hacía ya algún tiempo que había detectado un patrón de conducta en Jeon. Uno que tenía su origen en el mismo Jimin. Un patrón ligeramente psicótico, si le pedían opinión.

Sin afán de hacer el bien, afianzó el agarre en la cintura de Jimin, tragándose una sonrisa por la fuerza. Le resultaba graciosa la nueva habilidad que Jungkook había desarrollado, gruñir no era propio de humanos.

—Vamos arriba, Chim.—exclamó sacudiéndolo un poco.

—¿Por qué?

—Yoongi Hyung ha prometido enseñarnos—se detuvo y echó una tentativa mirada a Jungkook.—...Una cosa.

Otro gruñido.

Taehyung tiró de la cintura de Jimin hasta que lo encaminó escaleras arriba donde posteriormente, desaparecieron tras la puerta de Yoongi. El ojo crítico de Jungkook no se separó de sus espaldas ni un solo instante. Su mal humor iba en aumento ahora que sabía que Yoongi estaba metido en el ajo. ¿No tenía suficiente con aguantar qué Taehyung se las diese de mejor amigo del alma tocón como para encima tener que aguantar un posible Yoonmin?

¡Pero qué asco que le tenía ese bendito ship!

De muy mal humor, regreso a su asiento en el salón y se echó las manos a la cabeza. Suspirando, se revolvió el pelo para posteriormente apretar los dedos contra la sien en un intento por qué se le pasará aquel tremendo dolor de cabeza. Vigilar a Jimin se estaba convirtiendo en una obsesión, pero también en una necesidad.

NEVERMIND ♠️Kookmin♠️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora