𝙲𝙰𝙿𝙸́𝚃𝚄𝙻𝙾 𝟹𝟺

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advertencias: contenido homosexual. drama. fluff. fack. mención al cast de it y stranger things.

Las cosas se fueron al demonio tres días después de aquella conversación entre Finn y Jack

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Las cosas se fueron al demonio tres días después de aquella conversación entre Finn y Jack.

Fue bastante curioso, porque incluso Wolfhard, que siempre se había mantenido a la espera del declive, había sido incapaz de predecir la forma en que las cosas empezarían a joderse, poco a poco. Había sido bastante iluso en pensar que podría evitar la desgracia sólo por conocer a Noah como la palma de su mano.

Tal vez por eso, justo ahora, encerrado en la oficina del director, Finn sólo puede reírse. Reírse como estúpido frente al hombre que, según su opinión, no merece tener un papel tan importante como lo era ser el director de la escuela, del mismo modo en que ni siquiera merece vivir tan cómodamente en un mundo que la gente como él contaminaba tanto.

Puede sentir los ojos del anciano decrépito enfrente suyo, observándolo con irritación; y Noah, sentado a su lado, también lo mira como si quisiera matarlo. La verdad es que a él, Wolfhard lo comprende a la perfección: el sentimiento es completamente mutuo.

— Me parece que esta no es una situación divertida, señor Wolfhard. Entiende la razón por la que está en mi oficina, ¿verdad? —pregunta con la misma voz repugnante de siempre.

— Lo entiendo, señor.

— Me parece que no, señor Wolfhard; luce tan divertido, sin darle verdadera importancia al asunto.

Finn siente la bilis subir a su garganta; estar entre esas cuatro paredes, con dos personas que le provocaban asco en cantidades similares, no era para nada divertido. Él no reía por estar con ellos; más bien se reía de sí mismo. Tan estúpido, tan tonto.

"¿Lo comprende, joven Wolfhard? ¿Comprende que hago esto para poder ayudarlo?"

De pronto se siente pequeño, justo como antes. Vulnerable y solo; no puede salir, escapar de ese reducido infierno y no tiene a Jack a su lado para intentar calmarse. Dios... su pobre chico, ¿estarían cuidando bien de él? Ambos estaban lejos uno del otro, en una situación tan espantosa. Él sólo quería salir de ahí lo más pronto posible, para reunirse con su novio y decirle que todo estaría bien, prometerle ahora que siempre lo cuidaría.

— Yo realmente lo entiendo, señor —dice entre dientes.

— Díganos por qué está aquí, jovencito —pide—. Dígalo en voz alta y clara.

— Estoy aquí por haberle torcido las muñecas a Caleb McLaughlin —expresa como se lo han ordenado —. Y por haber partido la ceja del imbécil sentado a mi lado.

AMIGOS A LAS 10 ; fackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora