𝐀𝐀𝐋𝟏𝟎 | Jack y Finn no se conocen.
Ambos viven en mismo barrio, respiran el mismo aire y salen de sus casas a la misma hora para ir a la escuela.
Sin embargo, Jack no sabe de la existencia de Finn, ni él de la de Jack, porque al salir uno toma...
advertencias: contenido homosexual. drama. fluff. fack. mención al cast de it y stranger things.
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Un día antes de regresar a clases después de sus vacaciones navideñas, Finn le pidió a Jack que se pusiera bonito a las 05:00 p.m.
Por mucho que insistió en conocer las razones tras esa petición tan extraña, el pelinegro se negó a responder las dudas que su pequeño amigo tenía, diciendo que le respondería a la misma hora programada. Y cuando la hora planeada llegó, Finn tocó la puerta de la casa de los Grazer luciendo apuesto y tranquilo mientras que a Jack el corazón parecía salírsele del pecho.
— ¿Saldremos? —preguntó torpemente el muchacho.
— Creo que es un poco obvio, pero sí —respondió Wolfhard sonriente.
— De acuerdo, sólo iré a avisarle a mis papás.
Finn se quedó en la entrada de la casa esperando a que Jack hiciera lo que dijo; desde donde estaba pudo escuchar la voz de los Grazer discutiendo por el aviso tardío que su hijo les daba. Una sonrisa apareció inconscientemente en su cara, y esta se hizo más grande al ver a Jack volver con las mejillas sonrosadas y la mirada nerviosa.
— Haz como si no hubieras escuchado nada —pidió apenado.
— ¿Escuchar? ¿Escuchar qué? —preguntó con inocencia siguiéndole la corriente.
Jack le sonrió, satisfecho con aquello, y entonces ambos comenzaron a caminar sobre la vereda. El castaño no tenía idea de a dónde se dirigían, pero el más alto lucía tranquilo y feliz con cada paso que daban.
El recorrido fue ameno y tranquilo, haciéndolos sentir a ambos una inusual alegría, junto a un montón de mariposas revoloteando en sus estómagos por el simple hecho de estar junto al otro. En un momento dado, Finn se atrevió a tomar la mano de Jack y entrelazar sus dedos con los suyos para seguir caminando.
Grazer se puso rojo hasta la médula al percatarse de aquel gesto, y sólo pudo carraspear y mirar a otro lado mientras Wolfhard seguía avanzando con una sonrisa cargada de seguridad y confianza. Estaba claro que él era de esos chicos capaces de enfrentar al mundo sin temor ni miedo.
Jack se preguntó entonces si alguna vez, antes de él, Finn había estado con otro chico.
— Llegamos —dijo el más alto deteniéndose frente a una casa que lucía algo vieja.
Pero, en el tiempo que llevaba conviviendo con aquellos chicos, Jack había aprendido a no juzgar antes de conocer realmente el interior de alguien o algo. Por eso no se sorprendió tanto cuando, al entrar, se topó con la sala del lugar ambientada para ver una película. Había colchones, almohadas, golosinas y bebidas por el suelo, mientras que el lugar era iluminado por foquitos navideños y en el centro se encontraba colocado un proyector. Jack supuso que tendrían una tarde de películas.
