15. "Lo siento Diana."

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Peter

Eran casi las 6 de la mañana, aún oscuro, y todos dormían. Yo no pude conciliar sueño, contacté con un viejo amigo, psicólogo, para ver si podía ayudar a Diana a hablar sobre ese asunto. De momento sentí un calor abrazador que me hizo sudar. Subí rápidamente a la habitación de Diana, y para cuando entré ya Yilian estaba allí, parada mirando a su hermana y preguntándose que hacer. Diana estaba envuelta en llamas de un rojo puramente intenso. Tenía los ojos abiertos, del mismo color que el fuego que la rodeaba. Will y Alison entraron detrás de mí.
El fuego se estaba expandiendo.
-¿Will, no puedes hacer nada con esto? -dije preocupado.

-No lo sé. Trataré de hacer un hechizo. -dijo Will, claramente sin saber si funcionaría o no.

Comenzó a realizar el hechizo, pero antes de que éste se pusiera en vigor sobre Diana, el fuego desapareció por completo. Nos acercamos a Diana rápidamente, y vi que sus ojos ya estaban de su color normal.

-¿Diana? ¡Hey! -la llamó Yilian.

Diana cerró los ojos, y luego de un par de minutos volvió en sí con el típico suspiro vampírico.

-¿Estás bien? -preguntó Alison.

-¡¿Papá?! ¿Don... dónde estoy? -preguntó al verme.

-Tuvimos que volver a Virginia... estamos en la casa de nuestro padre. -le dijo Will.

-¿Qué sucedió? -preguntó aún un poco desorientada.

-¿Recuerdas lo que pasó contigo y Danny en Roma? -preguntó la mayor.

-Mmm... -hizo memoria. -Sí, lo recuerdo. Recuerdo que... que un estúpido... estaba abusándome, y Danny lo mató; ya no recuerdo más.

-Creo que estabas reteniendo inconscientemente lo de transformarte. -le explicó Will.

-Por eso es que siento que mi cabeza está a punto de reventarme.

-Tu "otro yo" quería salir pero lo estabas reteniendo. Salimos de Italia porque desplegabas demasiada energía, y las Kayro podrían percatarse de nuestra cercanía; por eso hemos vuelto. -argumentó Yilian.

El lado más oscuro de Diana. Sé que todos tenemos que salga a la luz una vez más, pero ella lo teme aún más.

-Y gracias a Dios, no ha sucedido nada contigo. -le dije.

-Padre... -la observé, y vi que la oscuridad en su mirada aún estaba allí, aún no había rastro de sus emociones. Me dolió, y mucho. -Es bueno volver a verte. -me dio una sonrisa muy tierna. «Al menos esto si es real.»

-También me ha encantado que hayáis vuelto. -extendí la mano para acariciar su rostro, pero ella se alejó un poco, como para que no la tocase. Instintivamente detuve el movimiento de mi mano, la cual ella miró y luego me miró a los ojos; se asomaron lágrimas en los suyos.

-Lo siento padre... no quise... -intentó ella, pero la interrumpí.

-Está bien. -no, no lo estaba. -No te preocupes, te entiendo.

-De verdad lo siento padre, no fue mi intención.

«Lo sé nena. Igual no deja de doler.»

-Hey nena, está bien... entiendo lo que pasa. No hay problema ¿Vale?

Sentí que una de las chicas se aclaraba la garganta. -Dejémosla sola para que descanse. -dijo Will. -Debes estar exhausta luego de lo que acabas de hacer.

-Vale. Salgamos. Descansa nena. -le sonreí dulcemente, tuve ganas de besarla en la frente, pero me contuve. No quería volver a ser rechazado por mi hija.

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