28. "Confesión"

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Danny.

  ¿No me extrañaste?

  Esa pregunta joder. Esa pregunta la estuve esperando desde que la vi por primera vez luego de separarnos, luego de recordar todo lo que vivimos.

  «Está ebria Danny.»

  Me dije tratando de no besarla aquí mismo, en su estado.

  —Demasiado. Ahora vámonos. —Logré responder luego de un par de minutos.

  Se levantó, tambaleándose sobre sus pies. —Vamos.

  Dió dos pasos y casi cae. —Hey cuidado —dije sujetándola. Ella me abrazó, para luego separarse unos centímetros de mi pecho.

  —Te extrañé tonto. No sabes cuánto —dijo jugando con parte de mi cabello.

  Yo estaba helado, esta reacción no me la esperaba. Su mirada nostálgica y llena de brillo, ilusionada. No sabía si esto era real, pero lo sentía en la piel.

  —Diana...

  —Me hiciste mucha falta Danniel. Me haces falta, demasiada falta.

  —Pequeña...

  —No me dejes sola por favor. —Sus ojos se inundaron de lágrimas—. No me dejes sola Danniel. No me dejes. —Me abrazó como si yo fuese a desaparecer en cualquier momento.

  —No te dejaré sola. No otra vez —dije besándole la coronilla—. Vamos. Debemos volver a casa.

  Dejé dinero sobre la mesa, y tomé a Diana en mis brazos.

  Ella rió alto, divertida. —¿Me llevará a casa caballero?

  Sonreí. —Sí, mi bella dama.

  Salí al estacionamiento, con ella en brazos.

  —Adoré volver a verte Danny. Eres de las cosas más bonitas que me ha pasado en la vida —habló mientras llegaba al auto.

  —Tú eres lo mejor que me ha pasado en la vida.

  «Está ebria Danny.» me seguía repitiendo a mí mismo, una y otra vez. Esto jodía demasiado.

  Abrí la puerta de atrás, del auto, y la acomodé sentada. Cuando iba a salir, ella me sujeta la mano, haciendo que nuestras miradas se conectaran. Me besó, un beso tan pasional y enérgico, que tuve que detenerla, si no quería cometer una locura.

  —Volvamos a casa —pidió ya somnolienta.

  —Eso haré. —Le besé la frente—. Descansa un poco.

  Asintió. —Te amo tonto —dijo mientras se acomodaba acostada.

  —¿Qué has dicho?

  —Te-a-mo... —dijo en un hilo de voz, para luego quedarse profundamente dormida.

  Me quité la cazadora y la cubrí con ella.

  ¿Bajo qué estado la hicieron olvidar? ¿Por qué me ha recordado estando totalmente ebria?

  La realidad es que se sintió raro, pero adoré que me recordara. Lo que jode es que no pude hacer nada, ella no estaba consciente. La felicidad no es completa cuando lo que recibo son migajas.

††

  No iba a volver con Diana en este estado, a la casa de Peter. Tampoco podía llevarla a ningún lugar, no estaba como para soportar a sus familiares, acusándome de cualquier mierda. Así que llamé a Yilian, quién en menos de 30 minutos estuvo en el bar.
  Fuimos a la casa que ellas tenían en el bosque. Subí con Diana en brazos, custodiado por Yilian, hasta la habitación de la primera. La dejé en la cama y salí.

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