16. "¿Te gusta mi hija?"

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Diana

Universidad en Richmond significaba demasiado alboroto. Personas de todo el estado, y otros de intercambio, y si nos poníamos de mala suerte, estaríamos internados con beca completa, lo cual no es para nada de mi agrado.

Lo importante era deshacerse de la carga, que serían los hermanos Petrov. Por culpa de ellos, mi tranquilidad se ha ido a la mierda. Bueno, en parte, por culpa de ellos, la otra parte viene de las odiosas Kayro.

—¿En serio? —se quejó Alison.

—No hay muchas opciones. O prefieren quedarse aquí aburridas. Porque no las dejaré trabajar en ninguna de las empresas. —dijo Peter alzando una de sus cejas oscuras.

—¿Por qué no? Sería buena idea. —dijo Will emocionada.

—¿Qué acaso no recuerdan la última vez que las dejé trabajar en la empresa de autos?

Sí, nuestra belleza junta, era centro de atención, discordia y desorientación en cada empresa y hospital de nuestro padre. No lo digo yo, él mismo es quien lo dice. Si bien obtiene más clientes y más ventas, sus trabajadores se desvinculan de sus labores. Además, a veces los clientes se propasan con nosotras.

—¡Ahh! Muy buen punto. —dijo Will con una sonrisa, algo apenada.

Me jode que ninguna de mis hermanas ni padre, noten el hecho de que estos chicos nos esconden algo, y bien gordo.

—Ok, ya que está es la situación. No iré a la universidad, me quedaré aquí, de cualquier forma no me aburro. Ahora, como no me interesa el tema de conversación, —me levanté con intención de irme. —Me retiro a me habitación.

—¡Diana Siéntate! —dijo mi padre imponente.

—Tengo cosas que hacer. —dije restando importancia a su tono de voz.

—¡He hablado Diana! No lo volveré a repetir. —dijo autoritario, haciéndome detener en el umbral de la puerta.

«Mierda.» Respiré ondo y volví sobre mis pasos hacia el lugar que ocupaba anteriormente. Esto será para largo.
Peter me miraba furioso, pero de un segundo a otro sus ojos se entristecieron.

—Mmm... Ok padre, entraremos de nuevo en la universidad. —intervino Will disminuyendo la tensión.

—¿Entonces eso sería para cuándo? —preguntó Yilian.

—Tengo que preparar los papeles de los chicos. —dijo Peter. Entre lunes y martes ya estarán dando clases.

—Ok.

—Chicos, sé que no les agrada mucho la idea de la universidad, pero necesitan pasar el tiempo con algo. —le habló Peter a los chicos. —Y no se preocupen, aquí no les sucederá nada. Pueden, seguir en lo que estaban. Ahora yo me retiro. Cualquier inquietud me buscáis. —cuando pensé que ya estaba libre y podría seguir en lo mío, Peter me interviene. —Diana ven conmigo.

«Excelente, me llevaré la enésima reprimenda del día.»

Subimos al primer piso, y caminamos a su habitación. Iba delante de mí, su porte erguido, su andar y cómo lleve a , lo hacía parecer que había sido traído de otra época. Por otra parte, desprendía una tensión que me asustaba la reacción que podría tener ante mi rebeldía hace un rato, y el que lo no me dijera nada en ese momento, me deja aún más asustada.

Me invitó a pasar una vez que estuvimos en su puerta. Entrar en su habitación era como viajar a distintas épocas al mismo tiempo. Habían adornos, objetos y figuras que decoraban su cuarto. Una de las paredes estaba llena de cuadros, retratos y Lienzos de mis hermanas y yo en distintas edades y épocas.

WarDayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora