18. "No fuiste drogada"

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  El Cairo, Egipto.
Mónica

  Hace unas semanas sentimos la presencia de Diana. Estaba cerca, pero antes de poder localizarlas, una de sus hermanas evitó que pudiésemos dar con su paradero exacto.

  Al parecer Diana despertó o intentó despertar su lado oscuro. Solo una vez la he visto desplegar ese poder, y no estaba nada consiente de lo que hacía, Acabarla en ese estado sería perfecto. De sus hermanas, puede llegar a ser la más poderosa, y no podemos permitirnos que ella lo sepa, ese sí sería nuestro fin; y no estoy dispuesta a volver al lado de los muertos. Hemos vuelto para recuperar nuestro trono, y no me iré sin tenerlo.

  —¡Me estoy aburriendo aquí sin hacer nada productivo! —Entró Elizabeth por la puerta del despacho, cortando mis pensamientos. Mhary la seguía.

  —Ya pronto tendremos algo de acción, no te preocupes —dije sonriente—. ¿Mhary, has conseguido localizar a esas niñatas?

  —Modera tu tono Mónica, o no dudaré en devolverte al otro lado. —Mhary es la mayor de las tres, pero a veces siento que le falta potencial para ser la líder. A veces carece de agallas—. Y respondiendo a tu pregunta. No, no las he encontrado. Han hecho un hechizo para que no logre encontrarlas...

  En ese instante entra una llamada en mi teléfono móvil.

  —¿Lo has hecho?

  —Sí. —habló Wagner desde el otro lado de la línea—. Le he dejado en claro que he sido yo, uno de los que la poseyó esa noche.

  Se me dibujó una sonrisa diabólica en los labios, con solo escucharlo.

  —Muy bien. Ahora esperemos un poco.

  —Dijiste que la volveríamos a poseer. ¿Para cuándo? —exigió.

  —Tranquilo. Un paso a la vez. No querrás caer y ser atropellado. —Colgué antes que siguiera reprochando.

  —¿Con quién hablabas? —Preguntó Mhary.

  —No todo lo puedes saber hermanita.

  —¡Te exijo respeto Mónica!

  —No necesitas saber quien era. Basta de intentar controlarme Mhary.

  Odio que se ponga en plan mandona. Se vuelve más irritante de lo que ya es. Y precisamente no estaba como para entrar en algún tipo de careo con Elle.

  Salí del despacho, directo a mi habitación. Estaba comenzando a asfixiarme. Necesitaba salir de esta mierda de escondite cuanto antes. Y esas malditas niñas me lo estaban imposibilitando.

  Este mundo no puede con la existencia de los dos apellidos. Son ellas o nosotras. Y no estoy dispuesta a salir perdedora de esta guerra. Haré hasta lo imposible por vencer esto. Y quién se interponga, también morirá con ellas.

††

  No sé en qué momento me quedé dormida. Pero desperté con Danilo y Damon rondando mi cabeza. Ese par de idiotas, me la deben y bien caro.
  Aún no entiendo cómo pueden preferir a esas perras mojigatas, antes que a nosotras, las supremas, las más poderosas.
  El solo hecho de pensarlos, me hace estar de muy mal humor.

  —¡Mónica! —llamó la voz chillona de Elizabeth, entrando a mi recámara, sin ser invitada.

  —¡Ya estamos listas! ¿En serio estabas dormida? —Preguntó al verme reincorporarme.

  —Me cambio y las veo abajo —dije molesta.

  —¿Volviste a pensar en él? —Preguntó recostándose a uno de los barrotes que sostienen el techo de mi cama.

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