DIECIOCHO|

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Toda la tripulación, incluidos Caspian y Amelia que los alcanzaron rápidamente, y el mago, se encontraban dentro de la biblioteca

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Toda la tripulación, incluidos Caspian y Amelia que los alcanzaron rápidamente, y el mago, se encontraban dentro de la biblioteca. Con un gran mapa que yacía sobre el suelo, el cual contenía cientos de imágenes que se movían, y un gran océano en medio, el cual sus olas de igual manera se movían simulando la realidad.

Una de ellas era la batalla contra la bruja blanca. Todos los caballos corrían y la hechicera pudo encontrase en la punta de aquel grupo.

— Es un mapa muy bello— exclamó Eustace admirándolo. Todos lo miraron extrañados— bueno, para ser un mapa de un mundo imaginario— se excusó rápidamente

— Esa es la fuente de sus problemas— el océano comenzó a moverse hasta llegar a una isla, la cual dentro de ella salía una luz verde— la isla negra, un lugar lleno de maldad. Puede tomar cualquier forma, convierte en realidad los sueños más tenebrosos. Busca corromper toda la bondad, robar la luz de este mundo— habló Coriakin

— ¿Como la detenemos?— preguntó Amelia, con sus brazos cruzados y colocando todo su peso sobre una pierna

— Hay que romper su hechizo— se acercó a ella— esa espada, hay seis más como ella— señaló el arma que le dio el hombre de la isla anteriormente visitada, la cual estaba bajo el cuidado de Edmund

— ¿Las has visto?— cuestionó el pelinegro

— Si.

— ¿Los seis nobles... pasaron por aquí?— Caspian miró al mago, el cual caminaba sobre el medio del mapa, donde yacía la isla y el mar, junto con algunas nubes

— Así es— contestó

— ¿A donde se dirigían?— volvió a preguntar

— A donde los envíe— caminó en el mapa hasta que otra isla se hizo presente— para romper el hechizo, deben seguir a la estrella azul, a la isla de Ramandu— un pequeño destello azul de hizo presente— allí deben colocar las siete espadas en la mesa de Aslan, solo entonces se liberará su verdadero poder mágico— Caspian y Amelia se miraron preocupados— pero tengan cuidado, porque todos deben pasar una prueba— advierte

— ¿Que prueba?— indagó Amelia confundida

— Hasta que pongan la séptima espada, el mal tendrá ventaja. Hará todo lo posible para tentarlos— dio pasos hasta que quedó cara a cara con la reina— sean fuertes— ella tragó en seco y esquivó su mirada— no caigan en la tentación. Para derrotar a la oscuridad exterior, deben derrotar la oscuridad interior— todos se miraron expectantes a lo que había dicho el brujo

Y Amelia sintió un escalofrío venir desde el interior del papel que tenía escondido.

(...)

— Ethan, no lo hagas— advirtió Lucy, caminando hacia él con los brazos extendidos

El niño yacía sobre una piedra y estaba apunto de tirarse al mar, las dos niñas solo se habían descuidado un minuto y el niño ya estaba sin sus guantes y subido a una roca, sin tener intensiones de bajar.

— ¡No! ¡Mar! Quiero ir al mar— señaló con su dedo índice el agua cristalina, que cada tanto sus olas golpeaban las piedras y sus gotas salpicaban al pequeño, el cual reía ante ese acto

— No vayas a saltar, vas a ahogarte— advirtió la mayor otra vez, ya comenzaba a perder su paciencia

— ¡Nadar!— golpeó su pie contra la roca, enojado, para luego cruzarse de brazos y mirarla con su ceño fruncido

— Hace frío, vas a enfermarte— habló con paciencia— ven aquí por favor, tu madre no tardará en llegar— alzó sus brazos una vez más

— ¡No!— habló fuerte

— ¡Ethan!— regañó Lucy

— ¡No!— volvió a negar pero esta vez descruzando sus brazos

— ¡Si, ven acá!— demandó

— ¡No!— levantó su mano y de ella salió un rayó de color azul, el cual fue directo hacia una palmera y la rompió limpiamente a la mitad, haciendo que la parte de las hojas y un poco de tronco, cayera sobre la arena. Causando ruido.

El niño que no entendía que había pasado, salto hacia los brazos de Lucy, totalmente asustado y comenzó a llorar a gritos. Las lágrimas caían sobre su rostro rojo y las venas de su garganta se veían al dar cada grito.

— Sh, tranquilo, pequeño— lo mecía Lucy entre sus brazos— ya viene mami y podrá calmarte mejor, pero por favor, deja de llorar— suplicó mientras el niño seguía con su berrinche

Unos pasos y murmullos se hicieron presentes en la costa y se vio cómo la tripulación comenzaba a tocar la arena con la suela de sus zapatos, dejándose ver a Amelia, Caspian y Edmund, dirigiendo la caminata.

— Oímos ruidos ¿que ocurrió?— Amelia corrió hacia su hijo y lo abrazó fuertemente cuando Lucy se lo pasó. Ethan colocó su rostro en el cuello de su madre y con sus manitas, sin guantes, le abrazaba la misma parte

— Ethan...— habló simplemente Lucy para luego apoyarse contra la roca, la cual Ethan estaba subido antes— se quitó sus guantes y se subió a la roca sin que nosotras nos diéramos cuenta, se enojó cuando le dije que no debía tirarse al agua y con magia rompió la palmera, luego se asustó y se lanzó hacia mi y aquí estamos— después de decir eso soltó un suspiro y cerró sus ojos

— ¿Donde dejaste tus guantes?— Amelia bajó a Ethan y lo miró completamente seria. El niño solo bajó su cabeza y la castaña contó hasta 10 mentalmente. Bajó a la altura del rubio y alzó sus cejas— vuelvo a preguntarte lo mismo ¿donde están tus guantes?— volvió a repetir

Ethan solo señaló con su dedo hacia una dirección hacia una dirección y luego se cruzó de brazos, todavía con la mirada en la arena.

Amelia se levantó y fue por ellos, bajó toda la mirada de la tripulación. Los agarró entre sus manos y al volver se los extendió al niño, el cual los agarró sin saber qué hacer.

— Póntelos— dijo firme

— P-pero no sé hacerlo— habló con la voz cortada

— Am...— Caspian suspiró y le acarició el hombro— es solo un niño

— Si supo cómo quitárselos, aún sabiendo que no lo debía hacer, ahora debe aprender a colocárselos— demandó mirando de soslayo al rey, el cual se alejó unos centímetros— ahora hazlo— volvió su vista al niño

Ethan los miraba con atención y a la vez con un poco de rencor, pero comenzó extendiendo uno y colocándoselo en la mano derecha, para luego copiar la acción con el otro y su otra mano. Luego la miró a su madre con media sonrisa y le mostró sus manitas cubiertas por la tela.

Amelia soltó una pequeña risa y lo alzó en sus brazos.

— Sabía que lo lograrías— besó su mejilla y toda la tripulación comenzó a aplaudir y a vitorear, pero ella los hizo callar y volvió su atención al pequeño— aunque estarás bajo vigilancia especial— señaló a Eustace, el cual abrió su boca con indignación

— ¿Por qué debo hacerlo yo?— se señaló a sí mismo

— Porque no tienes ningún rol en esta tripulación, así que te toco ser la niñera. Lo lamento— soltó Caspian con falsa lástima y el rubio soltó un bufido

𝐓𝐇𝐄 𝐋𝐄𝐆𝐀𝐂𝐘 [2]── The Chronicles of NarniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora