𝐓𝐇𝐄 𝐋𝐄𝐆𝐀𝐂𝐘 [2]── The Chronicles of Narnia

VEINTISEIS|

Todos jadearon impresionados al ver a la figura frente a ellos.

Una mujer estilizada, de cabellera blanca y ondulada, el mismo color que absolutamente todo su cuerpo y vestimenta. Un vestido largo y delicado yacía sobre ella como si fuera una túnica. A su ser lo rodeaba un Aura de luz azul. Su rostro contenía unas facciones delicadas, una nariz respingada, unos labios rellenos, que deseaban ser besados por cualquier persona, unos ojos que deslumbraban y encandilaban al primero que se atreviera a mirarla directamente a esa zona.

Era simplemente perfecta.

Y eso Amelia lo noto, forzando el agarre en el saco de Caspian.

— Viajeros de Narnia, bienvenidos— una dulce voz salió de las cuerdas vocales de la chica.

Genial, hasta eso tiene de bueno. Pensó Amelia en sus adentros.

Toda la tripulación se hincaron sobre sus rodillas en señal de reverencia. Hasta Amelia, que lo tuvo que hacer regañadientes.

— Levántense— todos automáticamente obedecieron a aquella mujer. El ambiente quedó en silencio— ¿no tienen hambre?— exclamó la chica con una sonrisa

— ¿Quien eres?— preguntó Edmund. Cautivado completamente por la mujer

— Yo soy Lilliandil, hija de Ramandu— se presentó con una perfecta sonrisa— soy su guía.

Caspian y Edmund avanzaron hacia ella, y por ende Amelia y Lucy también.

La reina mayor miraba con desconfianza a la figura brillante frente a ellos. Y ahora no solo tenia el saco entre sus manos, sino que estaba abrazada a un brazo de Caspian.

Pff. Claro que no estaba celosa.

Solo era precavida.

— ¿Eres una Estrella?— preguntó Caspian con esa voz. Esa maldita voz.

"— Oh, pequeña. Desearas jamás haber dicho eso—"

La piel de la castaña se erizó ante el recuerdo.

Los ojos castaños de Caspian y los de aquella Estrella se juntaron y Amelia supo que había algo. Pudo sentir la electricidad del cuerpo de Caspian traspasarse al suyo.

Y eso le dolió.

Lilliandil asintió con una suave sonrisa ante la pregunta del rey.

— De verdad eres muy bella— jadeó mirándola de pies a cabeza y con una sonrisa boba posada en sus labios

Auch.

Amelia lo soltó bruscamente con una expresión dolida, sintiendo su corazón estrujarse y buscando alguna mirada cómplice en alguna persona de la tripulación. Pero no. Todos estaban embobados mirando a la tonta Estrella.