𝐓𝐇𝐄 𝐋𝐄𝐆𝐀𝐂𝐘 [2]── The Chronicles of Narnia

TRECE|

Narnia.
Actualidad.
+18

La madrugada en el mar ya se había hecho presente y la mayoría de tripulación se encontraban durmiendo en sus respectivas camas asignadas.

Amelia había conseguido su movilidad total o por lo menos las pocas acciones que había hecho, lo habían demostrado. Además de que su voz volvió bastante bien.

Ethan había visto a su mamá y ahora se encontraba dormido en el pecho de ella mientras que Caspian acariciaba los cabellos de ambos.

— No vas a hacer que me duerma, he dormido toda la tarde— Amelia lo mira de reojo y él sonríe con los labios apretados

— Lo que cuenta es la intención— alza los hombros y besa la cabeza de la castaña— pero aún así debes dormir— sigue con las caricias

Pero tal vez Amelia tenía otros planes.

Dejó suavemente al niño en la cama al lado de ellos, con cuidado para que no despertase, de ser así arruinara sus planes. Caspian frunció el ceño al ver los movimientos de Amelia y su corazón dejó de latir al ver cómo la mano derecha de la chica había comenzando a delinear el lado interior del muslo.

— A-Amelia...— susurró con la voz entrecortada.

— ¿Que?— alzó las cejas haciéndose la desentendida

Caspian bufó mirando hacia todos los lados posibles verificando que la tripulación se encuentre durmiendo.

— Ahora no— la miró suplicante

— ¿Por que?— tiró su labio inferior hacia abajo, dejando ver un leve puchero. El castaño rodó sus ojos— es el único momento en que podremos hacer esto— se acercó más a él y comenzó a subir sus caricias por su ingle, ovacionándole un cosquilleo al rey en su pelvis

— E-está Ethan ahí— lo señala

— Vamos al camarote— dirigió sus labios a la mandíbula del chico y comenzó a dar húmedos besos por esa zona, sin dejar de acariciar la ingle con la yema de sus dedos

— ¿No crees que sería un poco sospechoso que los dos Reyes vayan al camarote a altas horas de la madrugada?— murmuro con los ojos cerrados, estaba comenzando a ceder ante el juego de la chica

— Solo está el segundo capitán en el timón, no dirán nada— comenzó a bajar sus besos hasta el cuello, dando una que otra mordida a aquella zona blanquecina

— Am...— jadeó por lo bajo cuando sintió la palma de la mano de Amelia rozar su entrepierna

— ¿Que?— sube hacia su oreja— ¿Acaso no me deseas? ¿No deseas tener mi cuerpo a tu completa disposición?— da una lamida al lóbulo y le da un apretón al bulto que yacía en los pantalones de Caspian