𝐓𝐇𝐄 𝐋𝐄𝐆𝐀𝐂𝐘 [2]── The Chronicles of Narnia

VEINTE|

Decir que Amelia pudo conciliar el sueño después de aquella advertencia, sería mentira. La chica se había aferrado al cuerpo de Caspian mientras sollozaba y sorbía su nariz, entrelazó sus piernas con las de el, como si tuviera miedo de ser arrancada de su lado.

Las imágenes pasaban una y otra vez por su mente y hacían que su vista se nuble debido a sus lágrimas, que luego caían hasta llegar a la camiseta de Caspian, dejando pequeñas manchas grises en el color blanquecino.

Pero no sólo Amelia fue la afectada esa noche, a Caspian y a Edmund también los atacó la bruma al igual que a la castaña y mostrando lo que en verdad les aterraba en su interior.

Aquella bruma verdosa tomó figura de la bruja blanca y aterró la mente de Edmund en su máximo esplendor, haciéndole un trato sumamente tentador. Que el chico rechazó por supuesto.

Y a Caspian lo aturdió en sus sueños con imágenes de su padre disgustado por sus actos. Dándole una sensación en el pecho completamente angustiante.

Edmund, el cual se encontraba en la cama al lado de la que le pertenecía a Caspian y a Amelia, al final del sueño sacó su espada, despertándose y asustando a la castaña por el ruido. Ella se endereza asustada.

Caspian al no sentir el contacto también se despierta y todos se miran asustados.

— ¿Que haces despierta?— el menor pregunta guardando su espada y ella sorbe su nariz

— No puedo dormir— dice con su voz entrecortada y Caspian la envuelve en sus brazos, proporcionándole calor y seguridad

— No me digas ¿pesadillas?— pregunta sarcástico. Ella asiente con su cabeza gacha— o estamos perdiendo la cabeza o algo está afectando nuestras mentes— se vuelve a acostar en su respectiva cama y cierra sus ojos intentando volver a dormirse

Caspian y Amelia quedan sentados sobre él colchón, mientras sus respiración se relajan y sus brazos se encontraban entrelazados en el cuerpo del otro. Las lágrimas en las mejillas sonrosadas de la chica ya estaban secas y su cuerpo había dejado de darle espasmos por ellos sollozos.

Ella elevó su rostro y estiró sus labios en dirección a Caspian en busca de un beso por parte del chico. Y lo recibe. Sus labios se juntaron en un suave beso que solo duró unos segundos, dejando a ambos con una media sonrisa.

— ¿Has vuelto a ser tú?— pregunta con diversión el rey y los ojos castaños de Amelia comienzan a cristalizarse de nuevo. Caspian al darse cuenta de ello, relajó su rostro— oye, Am. Estaba bromeando, yo...— no lo dejo terminar que lo abrazo más fuerte, causando que sus espaldas golpeen contra el colchón

— Lo siento tanto— solloza contra su pecho— no fue mi intención tratarte de esa forma. Y-yo no sabía lo que hacía, me dejé ganar y... y te herí. Lo siento— se disculpó mientras las lágrimas volvían a descender