𝐓𝐇𝐄 𝐋𝐄𝐆𝐀𝐂𝐘 [2]── The Chronicles of Narnia

VEINTIDOS|

Advertencia: este capítulo contiene relatos de abuso sexual, si sos sensible o no podes leerlo, saltéate el capítulo, no hay problema <3
Si sufren o si sufrieron algo parecido, pueden contar conmigo y/o pueden desahogarse, tienen mis dm's abiertos ✨

La noche había reinado y una gran fogata que habían armado en medio de la ronda era lo que les proporcionaba calor.

Ethan dormía entremedio de Gael y Lucy, como era de costumbre, con uno de sus bracitos enrollado en el brazo de su tía y su manita libre entre sus labios. Las dos chicas ya se habían dormido, solo les costó unos minutos después de que el niño lo haya hecho.

Edmund yacía al lado de la fogata, admirando las estrellas junto a Amelia y a Caspian.

La reina se encontraba con su cabeza recostada en el hombro del mayor, mientras que él envolvía su cintura con sus brazos, intentado mantenerla lo más cerca posible.

Eustace se encontraba acurrucado contra la fría arena, que al igual que los demás, a su lado estaba la fogata. Y a unos metros de él se encontraba Reepeacheep durmiendo pacíficamente.

— Nunca había visto estas constelaciones— expresó Edmund mientras sus ojos viajaban por el cielo

La imagen que tenían frente a ellos era realmente maravillosa, dicha de un cuadro que valdría millones. Y ellos tenían el orgullo y el honor de presenciarlo en persona.

Amelia y Caspian se dieron una mirada y sonrieron como dos locos enamorados.

— Tampoco yo— habló Caspian, proporcionándole caricias en las caderas de la castaña— estamos muy lejos de casa— suspiro cansado— cuando era niño imaginaba que viajaba al fin del mundo, y...— tragó en seco— y encontraba a mi padre ahí

Amelia sintió el dolor en su pecho y dio vuelta su cabeza, admirando el bello rostro de su compañero, para luego impulsarse con su mano y besar suavemente sus labios.

— Quizá lo encuentres— alentó el chico que yacía al lado de la pareja

Amelia volvió a la posición de antes y sonrió melancólica al rememorar un recuerdo que tenía olvidado.

fui al acantilado donde anteriormente había hablado con Aslan y Peter. Coloco la antorcha a mi lado y me dispongo a leer el libro mágico que Santa me había obsequiado.

Estaba tan compenetrada leyendo que nunca sentí como alguien se sentaba a mi lado hasta que sentí una presión en mi muslo que hizo que me exalte. Veo de quien se trata la mano y coloco mi mano en el pecho aliviada al ver de quien se trataba.

— ¿Te asuste?— rie al decir eso y yo ruedo los ojos

— No, fue cosa tuya, Peter— digo sarcásticamente y se acuesta en el césped— ¿qué haces?— frunzo el ceño al verlo mirar el cielo