Ser Valorado

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(...) Valle del Fin

Mientras una intensa lluvia caía, producto de la gran cantidad de técnicas del estilo fuego que habían calentado la atmosfera. Los dos shinobis eran bañados por esta, los pensamientos de uno de ellos eran intensos y ahogados, mientras que el segundo se encontraba en un catastrófico letargo completamente sumido en el control mental de un ser tan cruel como inhumano.

¡Sasuke! ¡Bastardo infeliz! ¿¡Cuánto debo golpearte para que reacciones!? —El adolescente zorro exclamaba furioso, mientras sentía su cuerpo arder por el chakra rojo.

—Esto se terminará ahora... Naruto —Respondió cual marioneta suprimida por el odio, el joven con piel grisácea, ojos rebosantes de poder Uchiha y alas de murciélago echas de manos.

Maldición... No importa lo que haga ¿Por qué? Por que tuvo que terminar esto así... —Aseguro con un profundo pesar, cargando la poderosa técnica rasengan, con ayuda del manto rojo que le proporcionaba el Kyubi... —Desearía... Desearía volver a aquellos días.

(...) Konoha / Unos años en el pasado.

Un joven de cabello amarillo, facciones animales y un desenfrenado sentido del humor, hace travesuras alrededor de toda la villa, usando un cubo de pintura destruye por completo un inmenso rostro tallado en piedra. Dicha nación reposa frente a una gran montaña, en la cual se gravan los rostros de las personas que se han convertido en Hokages, líderes de la aldea y a sus alrededores, este destino es cubierto por arboles inmensos, mas grandes que las propias montañas, esta es la aldea oculta entre las hojas.

—¡Demonios! ¡Que falta de respeto! ¡El chico a destruido la imagen de Hiruzen-sama! —Gritan algunos aldeanos con recelo y un claro odio hacia el muchacho.

—¡Te lo tienes bien ganado vejete! —Exclama con fuerza el rubio desde lo alto de la pared, dibujando un pene justo en la mejilla del jefe de la villa —Solo eres una basura... Arruinando el legado de mi padre —Piensa con enojo, mirando con tristeza la cuarta estatua.

—¡Oye Naruto! ¿¡Que crees que estas haciendo!? —Vocifera una tremenda voz desde la cima del edificio principal del gobierno.

—¡Iruka-sensei! —Advierte el muchacho con un gran miedo, resbalándose de la cabeza y precipitándose hacia el suelo.

—¡Mierda! —Afirma el sensei con preocupación, corriendo hacia el muchacho, cargando una gran cantidad de chakra en sus pies, el hombre se concentra y realiza un salto imponente de varios metros de alto, tomando al rubio entre sus manos y aferrándose a la pared montañosa.

—Salvado... —Pensó Naruto con recelo, mirando de reojo al profesor —Lo sien--- —El muchacho fue interrumpido.

—¡Estúpido! —Grito con rabia el maestro, dándole un buen coscorrón.

Tras bajar hasta el techo del edificio de gobierno y ponerse a salvo, el joven de cabellos amarillos contemplo como varios ninjas le rodeaban, mientras que de una compuerta secreta se vislumbra una escalera, un señor de estatura baja, cabellos grisáceos, pipa y cuyo atuendo se basaba en una túnica adornada con el kanji japones del fuego, salió para darle la bienvenida.

—Otra vez metiéndote en problemas... —Susurro el hombre botando el humo por su boca.

—¡Sandaime-sama! —Exclamo Iruka inclinándose frente a el —¡Naruto! —Grito con desespero, dándole un punta pie al muchacho para que se agachara.

—¿Y bien? ¿No tienes nada que decir? —Cuestiono el anciano mirándolo de arriba abajo.

—Lo siento... En verdad lamento no haber pintado el pene mas grande —Afirmo el rubio mirando bien la estatua.

Naruto El Camino del ShinobiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora