Los Exámenes Chunnin

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(...) Villa de Konoha / Entrada principal

Al final del camino se divisaba la enorme puerta de su amada aldea, adornada con verde y símbolos rojos que representaban los blasones del país del fuego, esta se enlazaba con los inmensos e incontables árboles que rodeaban todo el perímetro. Naruto iba a la cabeza, contento y con euforia, no podía esperar para contarle a Iruka, Shikamaru y a los otros gamberros sobre sus magníficas hazañas. Kakashi iba un poco más atrás, junto a Sasuke y Sakura, agotados por los incontables días de caminata.

—¡Oigan! ¿¡Por qué van tan lento!? ¡Ya casi llegamos! —Exclamaba Uzumaki sin dejar de sonreír.

—¡Cierra la boca torpe! ¡Llevamos casi dos días sin parar! —Reclamo Uchiha con sudor bajando por su frente.

—¡Uy! ¡No sabía que fueras tan débil! —Saco la lengua el rubio.

—Sensei ¿Puedo cortarle la cabeza? —Cuestiono el azabache con fastidio.

—Negativo, tienes que aprender a no caer en provocaciones muchacho —Suspiro Hatake.

—Pareciera que nunca se le acabara la energía, aunque no me puedo quejar, ha sido de gran ayuda —Declaro Haruno con su cabello recogido en una cola, escucho que a su amado le gustaban las mujeres de pelo largo y suelto, sin embargo, este jamás le hizo un comentario al respecto y ahora mismo era imposible cumplir con estándares de belleza.

La enorme entrada se abrió en cuanto estuvieron un poco más cerca, dejando ver el bulevar principal, en el cual se podía seguir completamente recto para llegar hasta el edificio central, la casa del Kage, un diseño estructural que todas las aldeas ninjas compartían, un legado arquitectónico de la primera reunión que los lideres tuvieron, en la que el primer Hokage Senju Hashirama insistió.

Todos vieron esos edificios de madera y piedra como si fuera la primera vez e incluso alzaron más la cabeza para distinguir a los cuatro rostros labrados en los cimientos de la montaña norte. Los vigías bajaron a recibirlos, dos hombres de contextura gruesa y cierto aburrimiento, otro más, el encargado de la caseta de recepción ubicada a la izquierda, corrió para confirmar sus distintivos, no obstante, carecía de sentido, solo con ver las caras supo perfectamente quienes eran.

—He de informar a Sandaime de su llegada —Comento el varón con un rostro cansado, era de tarde, por lo que debía de llevar todo el día allí.

—No hace falta, le entregare el reporte de la misión en persona —Dijo de forma regia Kakashi, notando que el sujeto disimulaba su alivio, quien sabe cuántas veces habría tenido que ir y venir —Muchachos, pueden irse a casa, con algo de suerte aun estaremos a tiempo para los registros en los exámenes chunnin, les avisare lo que descubra —Garantizo alzando el pulgar.

—¡Oye! ¿Y nuestras condecoraciones? Salvamos una villa oculta —Protesto Uzumaki cruzado de brazos.

—Si... Shibuki nos la iba a dar, quizás pueda pedirle que nos las mande, pero no esperes una del tercer hokage, además los ninjas no hacemos esto por la gloria, servir y luchar es el deber al que nos abstenemos —Comento con fastidio, sabía que el muchacho no lo entendería.

—Si mi padre estuviera vivo... —Musito en un tono casi inaudible.

—No habría guerras de ningún tipo, te lo aseguro —Replico rápidamente Hatake, desapareciendo de un salto.

—Estoy agotada, Sasuke-kun ¿Qué harás más tarde? —Pregunto Haruno con emoción, soltándose nuevamente su cabello largo y rosado.

—Entrenar, lo único que concluí de estas misiones es que seguimos siendo unos niños, les recomiendo que hagan lo mismo, especialmente a ti Sakura, eres más débil que Naruto —Al decir aquello, la muchacha casi sentía que se derrumbaba.

Naruto El Camino del ShinobiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora