El Despertar del Sharingan

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(...) En las Afueras del Bosque

La organizadora se encontraba en el techo de la caseta, movía sus piernas en un vaivén, mientras la brisa sacudía su chaleco, se encontraba sumamente contenta, comiendo un poco de dango y tomando té, escuchaba los sonidos de la lucha, mismos que le reconfortaban, ya que le agradaba el aullido de los combates, era una de esas kunoichis que creció con las historias de la guerra y se obsesiono tanto con ellas hasta tal punto de volverse un ninja para vivir esas emociones, sorprendentemente el resultado no le desagrado y la crudeza sanguinolenta le pareció en extremo excitante, aunque también puede deberse a las enseñanzas de su mentor, al finalizar de consumir los dulces, arrojo el palillo contra uno de los arboles lejanos, dejando ver que tenía un símbolo de la hoja construido solo con esto.

—Nada como una deliciosa comida antes de ir a ver cómo le está hiendo a esos mequetrefes —Carcajeó estirándose, notando como alguien se aproximaba.

—¡Anko-sama! —Saludó el individuo haciendo una reverencia, se trataba de uno de los chunnins que patrullaba por las calles de Konoha.

—¿Qué sucede Mozuku? —Consultó viéndole fijamente.

—Es terrible, asesinaron a tres estudiantes del examen, tiene que venir ya mismo, porque... La forma como los... —El solo hecho de recordar la escena causaba repelús en el shinobi.

El viaje fue silencioso, pero la dama sentía un terrible presentimiento ¿Cómo podían haber matado a tres jóvenes? ¿A plena luz? Era algo demasiado difícil de creer, se encontraban en una zona apartada y se ve que solo dejaron los cuerpos allí, como si quien lo hubiese hecho quisiera que fueran encontrados, pero no era ese el detalle que más le atemorizaba, al llegar lo pudo contemplar claramente y todos sus miedos se hicieron realidad. Dos chunnin estaban en el área, mientras que un equipo médico los revisaba.

—Informe —Preguntó Anko tragando grueso, notando que los cadáveres no tenían piel ni ropa, fueron desollados de una forma tan limpia que ni siquiera tenían laceraciones.

—Murieron a horas tempranas de la mañana, por lo reciente de la sangre en el suelo creemos que hace poco los dejaron aquí, quizás unas horas —Alegó la jefa de cuadrilla.

—¿Cómo saben que son participantes de las pruebas? —Volvió a dudar, quería estar equivocada, que todas sus conjeturas fueran erradas.

—Hicimos el análisis de chakra y tenemos un registro, vienen del país de la hierba, aquí están sus hojas de admisión —Al entregárselas la mujer sintió que su marca en el cuello ardía, incluso que le dolía, algo imposible ya que la habia controlado hace mucho tiempo para que no le molestara en batalla, pero eran ecos de un pasado que aún le atemorizaba.

Los recordó de inmediato, al menos a uno de ellos, fue quien le entrego el kunai con la lengua, el de cabello largo del cual sintió un repelús tan grande, pensó que simplemente fue asco y que eran solo ideas, pero algo en sus ojos le decía que tuvo que haberlo matado enseguida, vio nuevamente los cadáveres, la forma como fueron dejados y recordó la técnica.

—Necesito que ustedes dos llamen a la división elite de Anbu, la felina y que se reúnan conmigo en la puerta principal del bosque de la muerte ¡Ahora mismo! —Ordenó con agresividad, haciendo que los dos asintieran y se fueran —En cuanto a ti, llévale un mensaje al Hokage, con carácter de urgencia —Habló mientras escribía en un papel la información, la enrollaba y acto seguido la sellaba con su chakra.

—Anko-sama ¿Qué demonios está pasando? ¿Quién pudo hacer esto? —Cuestionó nuevamente el joven.

—¡Solo cumple tus ordenes soldado! —Exclamó asustándolo, quien levanto el brazo en señal afirmativa y salió corriendo —En otro momento te compenso la descortesía Mozuku, pero ahora mismo no hay tiempo, si Orochimaru ha regresado, debemos liquidarlo lo antes posible —Pensó con una gran preocupación, sintiendo nuevamente como su marca le dolía.

Naruto El Camino del ShinobiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora