Naruto El Camino del Shinobi

Arena Manchada de Sangre

(...) Alrededores de la Torre de Vigilancia / Primer día por la tarde. 

El equipo ocho había continuado su marcha sin mayores contratiempos, vencer a ese grupo de shinobis fue una ventaja tremenda contra el resto de adversarios, quienes se quedaron atrás para hacer planes, protegerse contra la noche y buscar provisiones, como ya tenían el objetivo, no existía ninguna razón por la cual quedarse atrás, por lo que prosiguieron sin descanso hasta llegar a la locación determinada. Sin embargo, cuando estaban por arribar a la puerta de acceso un olor llego directo al ávido olfato del genin Inuzuka.

—Alto —Pronunció, frenándose en el tronco de un árbol, olfateando de mejor manera el aroma, ante el cual Akamaru inmediatamente sintió repulsión —Hinata ¿Podrías ver hacia al frente? Justo en dirección a la torre —Preguntó este un tanto curioso.

—Claro... ¡Byakugan! —Aceptó liberando el poder que yacía en sus ojos. Mediante él viajo en un instante a la posición deseada —Son dos grupos, el primero está huyendo del segundo, se ve que van a pelear —Explicó la chica con detalle —Los ninjas de la Arena escapan de unos ninjas de la Lluvia —Agregó esforzándose un poco más.

—¡Perfecto! Continuemos entonces —Indicó Kiba con expectación.

—¿Acaso perdiste la cabeza? La torre tiene más entrada, solo tenemos que rodearles y así nos ahorramos problemas —Comunicó Aburame claramente irritado.

—¿Y tú sentido de aventuras? Solo daremos un vistazo, si la cosa esta aburrida pasamos de largo y listo —Celebró con emoción, dando un brinco y continuando hacia adelante.

—... —Por un segundo Shino soltó un fuerte suspiro —Como lo odio, pero lo necesitamos para continuar con el examen, vamos Hinata, estate alerta —Comentó con pesar, siguiéndole la pista.

—Si —Habló la Hyuga con alarma.

Conforme se fueron acercando el aroma dejo de ser una simple captación de poder y se convirtió en algo absolutamente nefasto, un hedor que parecía provenir de los mismos posos del infierno era difícil de explicar, pero para Inuzuka tenía unos fuertes componentes ferrosos, algo de plasma y tejido muerto, pero sin duda había algo más, algo que solo sintió en la esencia de otra persona, curiosamente en Naruto, aunque nunca le pareció tan desagradable como en ese instante. Llegaron finalmente al sitió, al final era un terreno plano, se escondieron tras unos arbustos y se asomaron, viendo al grupo de la arena frente al otro de la lluvia, los primeros parecían adolescentes, mientras que los segundos eran tres hombres, uno de ellos, el del centro se notaba como un veterano de las luchas shinobis, antes de que pudieran detallarlos más, Akamaru comenzó a temblar.

—¿Qué le ocurre? —Dudó Aburame con preocupación.

—... Nunca antes había pasado, está asustado por el aroma que despide y no es para menos —Pronunció Kiba tragando grueso.

—¿De dónde viene? —Cuestionó Hinata con pánico.

—Es difícil de decir, es tan fuerte que aún no puedo focalizar el olor, pero es sangre, musculo, huesos, son cadáveres —Alegó el muchacho teniendo una arcada, la cual contuvo con su mano.

—Suficiente, vámonos —Sugirió Shino preocupado.

—¡Que suerte tengo! —Exclamó el varón de la Lluvia con una sonrisa —Ese cabello, tú debes ser el hijo del Kazekage ¿Cierto? —Apuntó el sujeto con emoción.

—¿Y que si lo soy? —Dudó el muchacho de baja estatura, cuyo cabello era de color rojo.

—Fantástico, creo que el tema de los pergaminos ya no es importante, muchachos, capturemos a estos críos, si los tenemos de rehenes seguro que podemos conseguir un ascenso mucho mayor, parece que Pain-sama nos está sonriendo —Habló este contento, tomando los paraguas que yacían a su espalda.