21. Eres mía

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Desperté con la melodía que se escuchaba en el lugar. Abrí los ojos y lo primero que visualicé fue a mi bella escolta, sentada frente al piano tocando aquel instrumento con el cielo azul de fondo. No sabía si estaba soñando, pues aquella mujer parecía irreal. Me levanté, me dirigí hacia ella y me senté a su lado, aunque estaba tan entretenida tocando que ni siquiera se había percatado.

—Tocas muy bien —dije cuando apartó las manos de las teclas.

—Lamento haberlo despertado —habló un poco apenada.

—No importa, así puedo continuar escuchando —me sonrió y volvió a colocar sus finos dedos en las teclas.

La siguiente melodía la reconocí, de algunos años atrás y de un personaje muy famoso.

-Es Imagine de John Lennon —le dije.

Me sonrió a modo de confirmación y cambió de melodía. Esta era parecida a la anterior, pero algunas notas variaban. Me era familiar, pero no lograba dar con ella.

—Es The Scientist de Coldplay —dijo finalmente.

—Creí que le gustaría tocar una de esas melodías de Mozart o Beethoven —soltó una leve risa.

—No, me gusta tocar el piano, sea lo que sea.

—¿Cómo aprendiste?

—Otro de mis ex novios me enseñó.

Otra vez sus ex novios. Ya debería dejar de preguntar, al parecer siempre es la misma respuesta. Un ex novio. Traté de disimular la pequeña punzada que me atravesó el pecho.

—¿Pasaste toda la noche aquí? —pregunté al notar sus pies descalzos y su camisa desarreglada.

—Sí, pensé que podría ponerse mal —se levantó—. ¿Quiere desayunar?

—Si lo preparas... —sonrió y caminó a la cocina.

Ya establecimos que era buena con las manos ¿No? Eso incluye la corbata, el piano, el desayuno.... y quizás otras cosas. Aparté ese lascivo pensamiento.

Me dirigí hacia la sala y me senté en el sofá a esperar. Al instante la pantalla de un celular que estaba en la mesa se iluminó. Era de Elizabeth, el mensaje era de Alex, allí lo decía. Ya que ella estaba en la cocina, creí que no haría daño si le daba una revisada, así que, con todo el atrevimiento, tomé el celular y lo leí:

"Te estuve esperando toda la noche ¿Dónde estás?"

¿Esperando? ¿Para qué? Mi sangre hervía al pensar que pudieron haber pasado la noche juntos. Dejé el celular en el mismo lugar y justo en ese momento apareció Elizabeth, con un plato en la mano con el desayuno y una taza de café en la otra. Colocó todo en la mesa frente a mí.

—Así que sacrificó su noche con Alex por quedarse aquí de enfermera —dije con desdén.

Debo admitir que en ese momento no estaba pensando muy bien en mis palabras.

—¿Qué? —me observó, confundida.

—Alex te estaba esperando anoche.

Señalé su celular y ella posó su vista en él, en el mensaje abierto. Suspiró, irritada.

—Sí Señor Steele —dijo segura—, cambié mi extraordinaria noche con Alex por usted.

-¿Ibas a acostarte con él? —le dije sin titubeos. Sonrió con... ¿arrogancia?

—¿Por qué no? Quizás después de conversar un rato nos hubieras encerrado en una habitación.

Qué cínica.

Corazón Antibalas © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora