Estaba sentado en un taburete de la barra en la cocina observando como Elizabeth preparaba el desayuno. Se movía con tal destreza que observarla se convertía en un placer. Colocó un plato frente a mí junto con una taza de café. Todo olía muy bien y sabía mucho mejor. Se sentó a mi lado con otra taza de café en sus manos.
—¿Alguna vez trabajó como chef? Cocina muy bien —me sonrió sobre su taza.
—No, pero sí trabajé en un restaurante.
—Pero usted es policía ¿Por qué trabajó en un restaurante? —dejó su taza sobre la barra
—Cuando llegué a Seattle ya no era policía, así que tuve que buscar trabajo, tuve muchos pero ningún fue estable, es por eso que éste trabajo es importante para mí.
—Tuvo muchos trabajos —repetí— ¿Cómo cuáles? —volvió a sonreír.
—He trabajado de mesera, electricistas, paseando perros, cuidando niños, comerciante, incluso de mecánica —no pude evitar sonreír al escuchar sus múltiples empleos.
—¿Y de dónde sacó la habilidad para ser electricista y mecánica?
—Herencia de mi padre.
Quería hacerle más preguntas, ese era el momento, pero mi celular sonó, lo llevaba en el bolsillo del pantalón que me había dado Elizabeth, en la pantalla aparecía el nombre de Allison. Opté por rechazar la llamada y seguir hablando con mi bella escolta.
—¿Por qué no contestó? —tenía nuevamente su taza de café.
—No era importante —guardé el celular en mi bolsillo.
—Creo que debería llevarlo a su oficina, deben estar preocupados por usted.
Se levantó, recogió los platos y empezó a lavarlos. Al igual que ella me levanté pero yo me dirigí hacia la habitación dónde estaban mis cosas. Las recogí, pero justo antes de salir de la habitación algo llamó mi atención. Un vestido rojo, estaba sobre una silla de la habitación y a los pies de ella unos zapatos a juego. Imaginé que eso era lo que ella iba a usar la noche anterior para la Premier. Como me hubiera gustado verla vestida así.
Salimos del departamento y entramos al ascensor, llevaba mi ropa doblada en el brazo izquierdo mientras que el derecho estaba muy cerca al de Elizabeth. Al pensar en ello recordé la extraña sensación que me provocó tener su mano en la mía, pero ¿fue por qué estaba ebrio? Me intrigaba saber la razón. Empecé a acercar mi mano a la de ella para tomarla, quizá no fue producto del alcohol además, por alguna razón, me gustó sentir su calidez.
Estaba a punto de tomarla cuando las puertas del ascensor se abrieron y Elizabeth salió. Maldito ascensor, ¿Por qué no tienes más pisos? Aunque de eso tiene la culpa el edificio ¿No?
Estábamos en el garaje del edificio, no había muchos autos por lo que supuse ya era tarde. Subimos al auto y emprendimos la marcha. Unos minutos después llegamos al edificio y, como siempre, Elizabeth se quedó abajo. Subí solo. Entré a mi oficina, tomé asiento en mi sillón y al mismo tiempo entró Allison. Al parecer no le emocionaba que llegara pues su rostro demostraba que no estaba feliz.
—Tony, ¿dónde has estado? —preguntó enojada.
—Hola Tony, buenos días ¿Cómo estás? —la traté de imitarla.
—No te hagas el chistoso Tony, ¿por qué no llegaste a la Premier?
—Tuve un pequeño contratiempo.
—¿Contratiempo? ¿Y esa ropa? ¿Dónde estabas? —levantó la voz.
—La ropa es de un amigo y no te preocupes, no estaba en ningún lugar malo.
Sin contar el bar, ninguno.
—¿Ya viste los diarios? —me tendió uno.
En su portada aparecía una foto de West en traje con el premio en sus manos y el título era:
"Empresario ganador no asiste a su premiación"
Bueno, al menos ya sabía que había ganado. Allison me señaló un párrafo el cuál decía:
"La noche estuvo llena de sorpresas pero lo que más impactó fue la inasistencia del famoso empresario Tony Steele, representante y dueño de Steele Industries, quién fue el ganador de la gala sin embargo no subió al escenario a recibir su reconocimiento, en su reemplazo fue West Ryde, quien pidió disculpas en nombre de su amigo por no haber asistido a tan importante evento."
—Al parecer sí me necesitaban —dejé el diario sobre el escritorio.
—¿Qué vas a hacer? ¿Vas a pronunciarte? —me dijo más tranquila.
—No, sólo envía un correo pidiendo disculpas de mi parte. No creo que deba dar detalles sobre que estaba haciendo.
Salió de mi oficina mientras hablaba por teléfono y segundos después apareció West. Ahora tendría que aguantar otro sermón.
—¿También vienes a regañarme por no asistir a la Premier? —se sentó en frente mío.
—No, Elizabeth me dijo lo qué pasó —colocó el premio sobre mi escritorio, suspiro—. Sólo a ti se te ocurre embriagarte el día de tu premiación.
—No pensaba pasarme de tragos, sí iba a asistir a la Premier.
—Que bueno que Elizabeth estaba allí, sino quién sabe dónde habrías acabado —reí.
Hubiera acabado en mi cama junto a una morena muy sensual.
—Cambiando de tema, mañana tendrás que viajar a Nueva York, tienes una reunión con empresarios de allá.
—Allison no me dijo nada.
—Quizás se le olvidó, ya conseguí quién te resguarde y movilice allá.
—No es necesario, me llevaré a Elizabeth.
—¿Por qué? —me encogí de hombros.
—Quiero que venga conmigo.
—Como quieras, es tu seguridad, además está haciendo bien su trabajo, ya has hecho menos estupideces que antes.
—Sólo le estoy ahorrando trabajo, yo puedo hacer las estupideces que quiera —río.
—Quién te entiende Steele.
Elizabeth, viaje, Nueva York... Este podría ser un gran avance.
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Corazón Antibalas ©
RomanceTony Steele es un empresario reconocido a nivel mundial, y conocido por ser un seductor empedernido, que busca protección debido a sus importantes negocios. Para esto contrata a los mejores ex-policías de Seattle pero nunca imaginó que entre ellos...