6. Vine a celebrar

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Estaba camino a la sala de juntas mientras Allison me daba unos últimos datos sobre la reunión con los españoles. El día anterior había tenido mi última clase de Español con Elizabeth. Cuando terminamos me deseó suerte en la reunión y me dijo que esperaba que todas esas pocas clases sirvieran de algo. Yo también lo esperaba.

Abrí las puertas de madera y pude visualizar a mi vicepresidente y a los empresarios sentados en la gran mesa de cristal. Avancé hasta mi puesto, en el centro de la mesa, y Allison se sentó a mi izquierda. Empezamos la reunión, Allison dio una pequeña introducción acerca de lo que iba a tratar aquella reunión. A continuación habló el vicepresidente sobre los beneficios de invertir con nosotros. Era mi turno. Como presidente de la empresa y dueño absoluto de Steele Industries presenté el proyecto que teníamos pensado realizar en España con ayuda de nuestros socios ahora presentes. Era raro, pues la mayoría de veces me limitaba a escuchar lo que mis trabajadores decían, nunca exponía acerca de nada. Sinceramente no fui capaz de decir alguna de las palabras enseñadas por Elizabeth, pero algo pude comprender sobre lo que hablaban entre ellos. No sirvió de mucho pero tampoco fue en vano. Yo disfruté esas clases.

Los inversionistas quedaron contentos y decidieron trabajar con nosotros. Steele Industries se extendería a Europa.

***

Ya que era una bonita tarde de sábado sólo trabajé hasta el mediodía, regresé a casa con Elizabeth. Ella también trabajaba hasta el mediodía y los domingos tenía libre, así que no la vería hasta el lunes. Quizás debía cambiar eso en su contrato, yo necesitaba de ella... Bueno, de su protección. Se despidió y se alejó hacia la salida del garaje.

Ya han pasado varios días desde que Elizabeth se presentó como mi escolta y, aunque me cueste aceptarlo, no me deja indiferente. Es bella ninguna que haya visto jamás, es decidida y tiene un carácter rígido. Se ha negado a mis invitaciones, ha evadido mis intentos de persuasión y siempre usa un trato formal. Dijo que no relacionaba su vida personal con su trabajo, ¿cómo podía entonces acercarme a ella? Pero, por suerte, ese día tenía descanso.

Me quité el saco junto con la corbata y los puse en un mueble cercano. Saqué mi celular del pantalón y busqué el número que necesitaba. Inmediatamente marqué y esperé a que contestaran mientras veía por la gran ventana de la sala la hermosa playa que tenía a mis pies.

—Hola Tony.

—West, ¿tienes los currículums qué llevaste a mi oficina el otro día?

—¿Los que eran para tu escolta? Sí, están en mi casa, te los llevaré más tarde ¿Para qué los necesitas? ¿Vas a cambiar a Elizabeth?

Ni loco

—No —me abstuve de decir lo qué pasó por mi mente—, sólo quiero revisarlos. Nos vemos más tarde —colgué.

Ahora sólo tenía que pensar en qué hacer mientras llegaba West. Lo mejor que podía hacer, dormir. Me acosté en el mismo sofá en el que estaba mi ropa, coloqué los brazos debajo de mi cabeza y cerré los ojos para tomar una pequeña siesta.

***

Los golpes en mi puerta hicieron que me despertara. ¿Qué nadie podía abrir? Aún somnoliento recordé que estaba solo en casa. Me levanté sin ganas, avancé hasta la puerta y miré el reloj junto a ella, las 8:34 PM. Abrí la puerta esperando a West, pero era Allison. Traía una botella de vino en una mano y comida en la otra.

—Hola —me saludó.

—Allison, ¿qué haces aquí? —pregunté mientras me pasaba una mano por el cabello tratando de arreglarlo.

—Vine a celebrar -pasó junto a mí.

—¿A celebrar? ¿Qué cosa? —cerré la puerta y la seguí hasta la cocina.

—Que se cerró el negocio con los españoles —buscó un par de platos al igual que unas copas—. Por cierto ¿cómo rayos sabías lo que estaban murmurando?

—Elizabeth me enseñó algo de español —le respondí mientras me sentaba en un taburete de la barra, sonriendo por alguna extraña razón.

--¿Elizabeth? —me observó—. ¿Tu guardaespaldas?

—Sí —respondí orgulloso cuando puso un plato con comida en frente de mí—, lo habla muy bien.

—Que bueno que al menos sirva para eso —se sentó a mi lado y me pasó una copa de vino—. ¿Vendrás mañana con nosotros a recorrer la ciudad? Los españoles dijeron que querían conocer Seattle.

—No puedo, estaré ocupado.

—Tony —me observó fijamente—, ¿te gusta Elizabeth?

No me gusta, me encanta. Sobre todo sus curvas. Pero...

—No lo creo —sonreí ante mis pensamientos.

De repente, Allison empezó a acercarse a mi rostro, sus labios estaban cerca de los míos a punto de unirse en un beso. Yo no quería besarla, era mi amiga. Quizás fuera mujeriego y todo, pero sabía perfectamente cuáles eran mis límites. Aunque en esos no entren las casadas.

La puerta sonó nuevamente. Salvado por la campana. Me levanté y me apresuré a abrir. Ahora sí era West y traía las carpetas. Agradecí al cielo por su llegada.

—Aquí está lo que me pediste Tony —me tendió las carpetas.

—Gracias, ¿no quieres pasar?

—¿No estás ocupado? —sonreí al escuchar el sarcasmo de sus palabras.

—No, sólo estoy con Allison.

En cuánto entró West, nos fuimos a la sala a acabarnos la botella de vino. Charlamos toda la noche hasta que cada uno se fue por su lado y ya que no estaba tan ebrio recogí todo lo que estaba fuera. No era tan inútil como parecía.

Observé mi celular por unos momentos, pensando si debía llamarla o no. ¿Estaría dormida ya? O posiblemente rechazaría mi llamada, esa idea era la que más me desagradaba.

Nota del autor: Gracias por leer 😁 Tengo una duda que me mata, ¿cómo conocieron esta novela? 🤔 Quizás un/una amig@ les contó, la encontraron de casualidad... Sea como sea gracias por estar aquí 💖

❤️❄️

Corazón Antibalas © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora