Capítulo 14

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No ha pasado nada.

Dinero sucio.


Comisaría.

3:45 a.m

Las calles de Villa oscura a altas horas de la noche se veían desérticas.

Los postes de luz no iluminaban lo suficiente para toda la calle, de echo algunos parpadeaban por falta de mantenimiento, las tiendas se encontraban cerradas, el único local que permanecía abierto era una farmacia de 24 horas.

El ambiente se sentía algo rígido, la serenidad se impregnaba por cada callejón del pueblo, las luces de los semáforos se reflejaban en los pequeños charcos de agua arrollados por la lluvia de media noche.

Villa oscura siempre fue así. Con el clima sereno cielo nublado y esas vibras que se pasean por ahí.
La rutina de los habitantes era repetitiva, trabajar, llegar a casa, convivir con la familia, los fines de semana se organizaban fiestas o convivios, los domingos eran días de misa.

Las familias trataron de acoplarse después de los acontecimientos tan atroces y espeluznantes. Aprendieron a cuidarse la espalda y estar siempre alerta, nunca sabrán cuando todo lo que pinta ser bueno podría ser una máscara ocultando la verdadera oscuridad.

Pero...

Solo es una fachada de todo lo perverso y retorcido que habita ese lugar.

Solo son capas de pintura cubriendo la obra original.

A las orillas de la carretera se encuentra una comisaría, las patrullas se encontraban estacionadas, sus vidrios se encontraban impregnados de gotas, gotas que resbalan una por una.

Tres oficiales se encontraban checando papeleria y archivos viejos, las caras de los oficiales a simple vista resaltaba la frustración y el cansancio.

— ¡¡Es imposible!! — Uno de ellos aventó algunas hojas asiendolas volar. — ¡¡Cómo es posible que no encontremos nada!! — Nuevos archivos de personas se encontraban apiladas en la barra de la caja registradora.

— Tranquilízate, resolveremos este asunto — El segundo oficial se encontraba con una taza de café en la mano.

— Es imposible, casi medio año con desapariciones en todo el pueblo y el gobierno no actúa en estas circunstancias mayores — El tercer y último policía se agarraba el puente de su nariz, mientras se quitaba sus gafas.

— ¿A quien le importa un triste pueblo?, solo del importa el dinero y la buena vida —

El primer oficial agarró un archivo para examinarlo por octava vez, el intentaba encontrar una explicación para la desapariciones del pueblo.
Horas y horas tratando de encontrar las piezas faltantes, pero cuando algo parecía tener sentido todo se desvanecía o los callaban...

Las puertas de la comisaría se abrieron abruptamente llamando la atención de los policías. Les tres se miraban con confusión, a altas horas de la madrugada nadie se atrevía andar por las calles solitarias.

Unos zapatos de vestir negro resonaban por el pasillo, el sujeto traía puesto una gabardina negra con decoración de botones de plata.
No era fácil ver sus ojos por sus anteojos oscuros con bordes dorados.
Justo atrás de él desconocido venía respaldado por dos sujetos de vestimenta negra, los oficiales se pusieron alerta al ver que traía consigo armas de fuego a los costados. Fusil AR_15.

ENFERMOS [Hasta el lado oscuro tiene colores]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora