El arte del hablar.
(Luna)
— Tranquila — Tratar de tranquilizar a Victoria era todo un reto.— No entiendo — Nos encontrábamos en mi baño, sentadas en el suelo, Victoria aún lado del baño y yo recargada en la bañera.
Victoria llegó corriendo y tocando mi puerta como loca, yo estaba haciendo los preparativos para el día de mañana.
Cuando entro y llegó directo al baño, diciendo que iba a vomitar.
Le pregunté que le pasaba y me contestó.— Siento cosas en el estómago.
No dije nada y solo le di agua, entonces supe que este tema, sería muy difícil de abordar.
— Ya no quiero pensar en nada, solo, espero y mañana cambie todo — Dijo después de que se sentara a lado mío.
— ¿Ya no quieres hablar del tema? — Dije con una sonrisa, aguantandome las ganas de decirle lo que pasaba, se que le pasa, solo que ella no lo quería admitir.
— No.
Así estuvimos un buen rato en silencio, hasta que ella nuevamente habló.
— Cuantame algo de ti, que no quiero pensar en nada — Pase saliva, ¿qué le puedo contar de mi que no sea tétrico? O algo traumático.
— Yo antes jugaba con mi hermana un juego muy peculiar — Sonreí al aquel recuerdo y unos escalofríos recorrieron mi cuerpo al acordarme la adrenalinada que sentía al jugarlo.
— ¿Como era? — Recargo su cabeza en mi hombro y empeze a relatar aquel recuerdo.
Mi hermana siempre le gustó jugar juegos clásicos, pero con un toque de adrenalina.
Y este juego no era la excepción.Las atrapadas con ratones, o como le gustaba llamar ratones inocentes.
— ¿Hoy que serás luna?, ratón o gato — Nunca me gusto ser el ratón, tal vez era el miedo o simplemente no me gustaba perder.
— Gato.
Entonces ahí estaba yo, el patio de la abuela era muy grande, con vegetación, entonces no abría duda de que ahí había ratones.
Mi hermana cargaba con su pequeño pero afilado arco y yo me encargaba de conseguir los ratones.
— A las tres.
— Una.
— Dos.
— Tres...
Sin pensarlo salí corriendo, en busca de ratones, si no encontraba los suficientes, seria yo el ratón.
— Uno, dos, tres, cuatro, cinco — Los contaba con mis manos temblando, era divertido pero daba miedo.
El número cinco se encontraba lastimado, me dio un poco de cosa, así que decidí ayudarlo, veía como sufría, así que decidí acabar con su sufrimiento.
Agarre un piedra, un poco pesada, mi grabe erro fue ver los ojos del animalito, ese es el primer error, ver los ojos de la víctima.
Una flecha atravesó el estómago del animal, entonces me di la vuelta.
— Ese era mío —— No existe lugar para lo débiles — Se acercó y le quitó la flecha.
— ¡¡Epera, espera!! — Victoria me interrumpió.
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ENFERMOS [Hasta el lado oscuro tiene colores]
Mystery / Thriller(EN EDICIÓN) Hasta el lado oscuro puede tener colores. Dicen que la curiosidad mató al gato. Te invito a que lo descubras "Dicen que la muerte es tan bella, por eso nadie regresa de ella " __________________________________ (Advertencia) Saber dif...