Capítulo 19

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El miedo se transforma en poder, es mejor ser temida que amada.


El miedo llamado poder.

(Luna)

Cierro la puerta de mi habitación con seguro, me doy la vuelta y encaro esas dos caras perfectas llenas de oscuridad.
Victoria me mira confundía con las brazos cruzados, mientras que Gabriel se muerde las uñas, casi queriéndose comer las manos.

Lido, ¿qué? — El chico se me queda viendo más confundido de lo que está. — ¿Que es eso? — preguntó.

— Solo se que, si lo tomas en exceso te puede dar un paro cardíaco — Dijo la rubia llamado la atención de los dos.

— ¿Y tu como sabes eso? — Volvió a preguntar Gabriel.

— Yo cuidaba de mi madre cuando tenía cáncer — Dijo formando las manos en un puño, marcando los nudillos en blanco.

Me les quedé viendo por un buen rato, trataba de analizar la situación, de formar otra vez el rompecabezas, pero en vez de formarlo lo estaba deshaciendo.
Nadie dijo nada por un buen rato, hasta que hablé.

— Nos quieren desaparecer — Dije con semblante serio.

La mirada de los dos se perdió por los rincones, y es que, eso ya no era sorpresa, traté de convencerme que solo era imaginación mía, que eso no podía pasar, que esto era una simple coincidencia.

Me sobé la nuca agarrando aire.

— No sé adonde para esto, no se porque, ni quien es la persona que nos vigila, pero algo muy oscuro anda por este lugar, anda en busca de nosotros — No quiero sonar dramática, pero si eso ya no es un juego y si verdaderamente estamos en peligro, necesitamos pedir ayuda.

— Si, pero, nadie le van a creer a tres chicos con problemas psicológicos — Dijo la rubia también pensativa y con una pizca de miedo.

— Entonces — dijo el cabello naranja, pero la rubia lo interrumpió.

— En primer lugar, ¿tienes pruebas? — Dijo mirándome por mi respuesta.

— No.

— Entonces como llegaste a la conclusión de que algo pasa, digo, no creo que te pusieras hace una investigación criminal, esos como en las películas, que ponen hojas en las paredes — El chico lo dijo en broma para aligerar el ambiente.

Me les quedé viendo a los dos y luego miré mi clóset, otra vez les regresé la mirada y les di una sonrisa ladeada.

— Cuando estas obsesionada con algo, se vuelve adictivo, al punto de enloquecer y perder las riendas —

Los dos se quedaron callados y pienso que estan pensando que estoy loca.

Otra vez me di cuenta que no estoy en forma para mover muebles, al final lo logré mover, mientras que los dos veían el espectáculo, también se estaban burlando de como maldecia por no tener fuerzas.
Pero esas dos sonrisas perfectas se borraron ante la imagen compulsiva y obsesiva que había echo en la madrugada.

Y si se lo preguntan, no, no e dormido nada y ya veo borroso.

— ¿Que mierda te pasa por la cabeza Luna? — Victoria repasaba cada apunte, cada nombre escrito, cada ubicación.

Mientras que Gabriel trazaba el hilo rojo con su dedo quien empezó a temblar.
Victoria se apartó bruscamente y se dirijo a mi, por un momento pensé que me iba a dar una cachetada pero solo me agarró de lo cachetes mientras me veía.

ENFERMOS [Hasta el lado oscuro tiene colores]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora