Capítulo 7

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Ira, rencor y tristeza


(Victoria)

4:33

Con los párpados cansados intentando que no se me cierren, haciendo un ensayo y solamente sobreviviendo con energizantes sentada con la espalda erguida viendo atentamente la computadora fijándome que las palabras que escribo sean las correctas, los ojos bien abiertos y con un ojo dándome un tic nervioso, solo se podía apreciar el sonido de las teclas. (Clic)

— Vamos victoria. No te duermas, todavía te falta más — Me susurre a mi misma, con un tono de reproche.
Mi mano estaba pulsando del cansancio forsandola con la pluma, dos plumas gastadas y hojas arrugadas hechas bola se encontraba en el piso.
— Perfecto, a dormir — Solo acabé de teclear una cuantas palabras y me tumbe a la cama para aprovechar las últimas horas de sueño.

Ya es de mañana, otro día para estar en la maldita aula para convivir con ineptos he incompetentes compañeros de clase.

Como quisiera estar debajo de las sábanas de seda todo el día sin hacer ningún movimiento, pero recordando que tengo que entregar un ensayo decidí levantarme.
Abriendo mis párpados lentamente y sentandome en la orilla de la cama poniendo mis pies sobre el tapete rosado de mi habitación, me levanté de golpe sintiendo como me iba de lado, lo bueno que alcancé a agarrarme me mi buró.

Abrí paso hacia el baño tratando de extender los párpados, entré al baño y lo primero que vi fue mi reflejo ¡madres! . Mi cabello todo revuelto hecho nudo, parece que me explotó un boiler.

Abrí la regadera a temperatura fría para despertarme mejor, me dispuse a quitarme la ropa.
Mi piel se puso de gallina al momento de hacer contacto con el agua fría, como si fuera la costumbre mis manos se encontraban trasando las pequeñas pero muy pequeñas cicatrizes, de repente me entro una picazón y no dude en rascarme, todavía me acuerdo aquel ardor en mi estómago y como resbalaba aquel líquido carmesí tan brillante, todavía me acuerdo como fue aquella sensación.
Rápidamente empecé a tallarme colocándome un champú olor a frutas mi favorito, siempre he tenido gustos caros, no es obvio, provengo de una familia rica. Bueno, mi madre es la que genera grandes ingresos, que en paz descanse.

Mientras tanto la rata de mi padrastro me roba el dinero que ella me heredó, ¡así es! no es mi padre es mi padrastro, sólo de acordarme me hace enrollar los puños, cómo lo odio, el no sabía que yo me estaba dando cuenta que le robaba cantidades exageradas a mi madre, mi pobre madre estaba enferma y ni así se detuvo.

Cáncer etapa tres, cuando me contó ella lo que pasaba súper que ya no teníamos nada que hacer, solo disfrutar lo último con ella, mi dulce madre.

Tiempo después me enteré que la estaba engañando y eso me hacía enfurecer más ¡Cómo era posible eso!, mi madre vivía en su habitación mientras que tanto mi padrastro la engañaba.

Acordándome de lo crudo que fue esos momentos me quedé estática sintiendo como las lagrimas de ira resbalaban en mi cara, cuando tuve suficiente edad, cuando mi madre me heredó toda su fortuna quise ponerle una demanda a mi padrastro queriendo vivir sola, pero el contrato un buen abogado y ganó la custodia mía, ahora vivo con el.

Pero sólo espero las vacaciones de invierno para poder verlo a la cara y darle unos buenos golpes y luego demandarlo por toda la cantidad de dinero robado para si quedarme con su fortuna y honrar el nombre de mi madre en alto, porque ella se merece eso y mucho más.

Saliendo de la ducha me dispuse a ponerme el uniforme qué consistía en medias negras, falda negra y camiseta de vestir blanca, no me agrada mucho la vestimenta Pero qué más podía hacer.

ENFERMOS [Hasta el lado oscuro tiene colores]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora