Hecha un obillo, sentada en un rincón de mi habitación, sujetando con mis manos mis rodillas fuertemente, como si el mundo dependiera de ello, balanceando mi cuerpo hacia adelante y hacia atrás como hacían las personas cuando estaban en un estado de shock o cuando se estaban volviendo completamente locos, así me encontraba mentalmente...
¿Físicamente? Pues me estaba bañando mientras oía de fondo la canción Favorito de Camilo, en realidad estaba escuchando su álbum completo, excepto la canción Desconocidos que la había pasado cuando había empezado a sonar, esa canción me recordaba demasiado a sus promesas y era lo mínimo que quería pensar en estos momentos, me estaba lavando el cabello y depilándome las piernas, tenía que estar perfecta, esta era mi noche.
Sentía un vacío en el pecho, ya no hay esperanzas, solo malas noticias, un adiós y promesas rotas, junto al amargo sabor del rechazo, tenía ganas de llorar, juro que lo deseaba, pero cuando intentaba que las lágrimas fluyeran no había respuesta de ellas.Nos hemos acabado Rach, ha sido demasiado, necesitas descansar y lo sabes...
Me susurraba mí consciencia, y en fondo sabía que tenía razón, pero esto no se quedaría así, yo era mucho más que algo desechable, si alguien quiere tratarte como un juguete tú se Anabell.
Venganza era una palabra fea, indicaba odio, rencor, malas vibras...sin embargo mi venganza era diferente, mi venganza sería mucho mejor, algo a mi nivel, no me aparecería allá a pegar cuatro gritos y mostrarle a la señorita la cantidad de mensajes que su novio me enviaba durante todo el día, incluso hasta altas horas de la madrugada, eso sería demasiado bajo, eso es lo que haría ella.Mi venganza era simple, hacer mi entrada triunfal como toda perra empoderada y mostrarle quién tenía los hilos de las marionetas, sería una batalla silenciosa... él y su novia vs mi.
¿Quién ganaría? La respuesta era clara, sin embargo me gustaba recalcarla.
Sonaba "No te vayas" del mismo cantante, un poco irónico, pero así era mi vida, envuelta en una toalla salí del baño con el teléfono, cantando ambos al máximo volúmen posible, David vendría a buscarme pronto, así lo habíamos decidido ya que era el que más cerca vivía de todos, ojalá que no tuviera que dejarlo mucho tiempo esperando, pero debía estar perfecta, tendría que ponerse cómodo si llegaba en medio de mi proceso de embellecimiento.
Abrí las puertas de mi armario y seleccioné cuidadosamente mi vestuario para esa noche, tenía que verme muy sexy con el. Elegí unos pantalones grises que me hacían un culo irresistible y una blusa azul con vuelos. Calzo mis pies con un par de zapatos deportivos marca Puma blancos, ahora solo me faltaba lo más importante: el maquillaje.Usualmente no me maquillaba por dos simples razones, la primera es que me daba demasiada vagancia y llevaba más tiempo del que tenía, la segunda es que prefería dejarlo para ocasiones especiales para que se notase el cambio y sin duda alguna esta era una de esas ocasiones. Comienzo a mezclar varios colores en mis párpados hasta que obtengo una tonalidad bastante parecida a mi blusa, resalto el trabajo con iluminadores, ricé mis pestañas para que estas se notaran más, tracé un fino delineado y finalmente pinté mis labios de un rosa claro, realmente me gustaba el resultado, tal vez no era una maquillista profesional, pero sabía cómo convertir a una simple chica rubia de quince años en una puta diosa que aparentaba diecisiete. Solo me faltaban mis joyas, me puse mi pulsera dorada que tenía tres símbolos del infinito con puntas de corazones que llevaban pequeñas piedritas y la otra pulsera que decía: LOVE que me habían regalado mis mejores amigas por mi cumpleaños. Admiro la manicura improvisada, me había pintado las uñas de negro, estaba lista.
Es tu momento de brillar Rach...
Y era cierto, había llegado la hora de ser la diosa que hiciera que su mundo se tambaleara.
David ya estaba esperando por mí, como temía, por suerte mis padres estaban charlando un poco con él y distrayéndolo.
ESTÁS LEYENDO
Como estrellas
Jugendliteratur¿Una relación ya no te hace feliz? Sal de ahí. Espera... ¿Qué estoy diciendo? Eso no es tan fácil. A veces nos falta el valor, a veces somos incapaces de hacer algo así solos. Por eso cuando llega ella y le demuestra que vale la pena salir de ahí e...