Ok, probablemente esa no era la carta que él deseaba recibir de mi, pero se lo había advertido, el plazo había terminado. Me moría por besarlo, por estar con él, que todos nos vieran juntos y no lo vieran como algo malo, que fuera natural, poder presumirlo, sin embargo no podía fallarme a mí misma, tenía mis principios, hoy en la tarde hablaría con él como le había prometido, pero no llegaría más allá.
✨✨✨
Helado...
La típica excusa para poder llegar más tarde a casa e interactuar un poco más con los demás, sin embargo hoy todos parecían estar ocupados, a excepción de Eilean y yo obviamente, quedarnos solos fue más fácil de lo que imaginé, teníamos una charla pendiente así que ya que no había nadie del grupo decidimos saltarnos el helado y pasar a hablar directamente. Este día mandaba yo, él solo escucharía, era su psicóloga después de todo, nada más que eso, todo era estrictamente profesional.
Caminamos en silencio hasta llegar al Parque de los Relojes, era una pequeña plazita con bancos y maquetas de diferentes tipos de relojes como bien indicaba su nombre, vamos hacia el lugar más íntimo de esta, era un muro solo un poco más elevado del suelo donde habían unas macetas bastante grandes y anchas sobre este y un techito, era un sitio bastante discreto, así estaríamos lejos de las miradas de los demás, no nos convenía que Harry o alguien relacionado con la chica nos viera aquí, solos.
Observo que estaba jugueteando con un pequeño plástico redondo y lo estaba deformando haciéndolo ovalado, probablemente lo había sacado de algún pomo de refresco o algo así.
—Dame eso—digo como una niña pequeña que le habían comprado una muñeca nueva mientras tomaba el pequeño plástico de sus dedos y comencé a deformarlo.
Lo necesitaba para calmar mis nervios, siempre estaría nerviosa cuando lo tuviera delante, él era mi debilidad.
—¡Hey!—protesta él divertido.
—Bueno, creo que ya es hora de comenzar a hablar¿No crees?—le digo poniéndonos serios.
Mi posición es bastante firme, necesitaba de esa forteleza, aunque fuera falsa, me hacía bien aparentarla.
—Si.
—Mírame—le exijo, no soportaba esa mirada baja que tenía.
—Te estoy mirando—me dice levantando la vista.
—¿Que piensas hacer Eilean?—le pregunto yendo directamente al grano.
—Pues ese carro parece una buena opción para lanzarse—me dice mirándome directamente a los ojos.
Me sorprende la sinceridad en su mirada, pero aún más la cara de cachorrito abandonado¿Cómo vergas lograba decir que quería lanzarse delante de un carro y verse tierno al mismo tiempo?
—Estoy hablando en serio—digo recuperando la compostura.
—Yo también—esa mirada otra vez, odiaba como me debilitaba.
—¿Que piensas hacer con Carmen?
—Quiero terminar con ella, ya te lo dije—ahora sus ojos negros eran aún más grandes, tenía las pupilas dilatadas.
—Entonces hazlo¿Que te lo impide?—cuestino.
—¿Sabes? Cuando estábamos en la secundaria ella me mandaba cientos de cartas—no sabía hacia donde quería llegar pero sin duda alguna la presión que estaba apareciendo en mi pecho no podía ser buena—algunas cartas eran románticas y decían cuanto me quería y eso, pero en cambio otras...
—¿En cambio otras?—pregunto para que continúe, sigo sin comprender a dónde quería llegar.
—En otras me amenazaba, me decía que si algún día terminábamos se iba a suicidar y que no me dejaría ser feliz con alguien que no fuera ella jamás—me suelta.
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Como estrellas
Novela Juvenil¿Una relación ya no te hace feliz? Sal de ahí. Espera... ¿Qué estoy diciendo? Eso no es tan fácil. A veces nos falta el valor, a veces somos incapaces de hacer algo así solos. Por eso cuando llega ella y le demuestra que vale la pena salir de ahí e...