—Me duelen las nalguitas—me quejé como una niña pequeña que necesita mucho amor.
—No me extraña después de esa caída—me dice Eilean riéndose.
Me miraba con ternura, ni idea de cómo lograba hacer las dos cosas al mismo tiempo.
Resulta que como siempre he dicho soy pésima con los deportes.
Y no olvidemos que la vida te tiene manía.
Pues si consciencia tienes razón.
Estábamos haciendo carreras en la clase de educación física, teníamos que ir corriendo hasta tocar un punto en específico y luego regresar, pero no un regreso normal noooooo, teníamos que correr de espaldas, ok eso podía superarlo, pero entre la rapidez en la que iba, el tubo que estaba en medio de mi camino como si alguien lo hubiera puesto ahí a propósito y mis pocas habilidades en esta área me caí, pero tampoco fue una caída normal, recordemos que yo era Rachel Engels, mi tropiezo terminó siendo un show para la escuela entera donde todos comenzaron a reírse de mi, esa parte no me molestaba, hasta yo me había burlado de mí misma, pero ya eso de llamar la atención no era lo mío, prefería pasar desapercibida, solo era extrovertida con mis amigos.
Lo que si puedo decir es que el impacto fue fuerte, mi traserito y mis manos que puse por instinto eran testigos. Después de mi humillación mi novio pendiente de mí como siempre fue a levantarme, preguntarme cómo estaba y terminó abrazándome y llevándome de regreso al grupo.
—Me hice daño, fue un golpe fuerte por la velocidad a la que iba—repliqué.
—Es cierto, la suerte es que tenías buenos amortiguadores y rebotaste—me dijo señalando mi trasero y acariciándolo suavemente—si llegas a ser como yo te quedas pegada al suelo.
No era tanta exageración, era cierto que la vida me había dotado de un gran trasero, para rebotar de las caídas que tenía planificadas para mí supongo, pero mi chico no, podríamos decir que era un culo de tabla.
¿Haciéndole bullying a tu novio? Después te preguntas por qué Dios te odia tanto, ni a tus seres queridos respetas.
No puedo evitarlo, es genético y mis amigos son iguales, eso solo me inspira.
Me defiendo de mi consciencia que a pesar de todo se carcajeaba de mis comentarios, no era tan sosa después de todo.
✨✨✨
—Ahí están esos dos—me dice Eilean señalando a Harry y Tyler haciendo ejercicios donde siempre.
Dejamos nuestras mochilas junto a la fiel bocinita de Harry, aunque ya esta no sonaba con Cali y el Dandee, había una pequeña variación, ponían otro género de música, era una especie de rock, electrónica o algo así, no me sabía su nombre exacto, yo le llamaba berridos de ternera y lo odiaba y pues como podía llegar a ser irritante cuando quería algo—en este caso no soportar esa música—llegamos a un trato, ponían una de sus músicas y una a mí elección, y así sucesivamente, cuando me tocaba elegir casi siempre me decidía por Cali y el Dandee que eran las más conocidas o cualquier otra cosa que hubiera en sus reproductores, no era muy exigente con los géneros musicales.
Excepto con los que escuchan ellos.
¡Esos berridos me sacan de quicio por mucho que digan que no se apreciar la buena música y que eso te motiva más a hacer ejercicios!
Berrinchuda.
Así me ama mi chico.
Y así fue como le callé la boca, bueno continuando con la anécdota...
En cuanto notaron nuestra presencia Tyler se lanzó sobre el trigueño, le dijo que tenía que contarle algo y se lo llevó a un sitio apartado donde podía verlos hablar, pero no alcanzaba a oír absolutamente nada.
ESTÁS LEYENDO
Como estrellas
Teen Fiction¿Una relación ya no te hace feliz? Sal de ahí. Espera... ¿Qué estoy diciendo? Eso no es tan fácil. A veces nos falta el valor, a veces somos incapaces de hacer algo así solos. Por eso cuando llega ella y le demuestra que vale la pena salir de ahí e...