☽Final night

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Caminé lentamente hasta donde se encontraba él y coloqué mis manos por encima de sus ojos, comenzando a susurrar algo que solo él y yo conocíamos.

— ¡Ya, Jungkook! ¡Suéltame! — dijo casi en un grito lleno de gozo. Le hice caso tal y como lo haría un esclavo, y alejé mis manos de su mirada.

Él se giró en sus talones para verme y sus manos fueron a parar alrededor de mi cuello, mientras que mis manos, por inercia, se dirigieron a su cintura.

— ¿Qué tal está tu noche, bonito? — una sonrisa cubrió mi rostro al terminar de hablar, y el mismo gesto hizo acto de presencia en el suyo.

— Te estaba esperando. — susurró contra mi pecho antes de apegarse totalmente a mí.

Coloqué mi barbilla en su cabeza y besé sus cabellos, tratando de grabar el olor tan exquisito que estos desprendían.

Jimin se alejó y tomó mi mano de inmediato, tratando de avanzar hacia el lugar que siempre era partícipe de nuestros encuentros. Lo seguí sin rechistar y de la mano llegamos al cuarto de hotel que ya nuestros cuerpos conocían, al igual que nuestra mente.

Iniciamos con los besos apenas cerramos la puerta y sus manos ya iban desnudando la parte superior de mi cuerpo. Nos acariciamos sin pudor alguno, frotábamos nuestras hombrías por encima de la ropa y jadeábamos de placer al sentir la fría piel del otro por encima.

El calor de la habitación iba en aumento, al igual que las ganas que teníamos por ser uno solo.

Solo me alejé para empujarlo y tenerlo a mi disposición. Jimin sonreía desde su lugar y no tardó en extenderme su brazo para que lo acompañara. Después de eso solo fue ropa por aquí y por allá, besos por todo el cuerpo, sudor mezclándose y susurros que solo nosotros podíamos entender perfectamente.

Mis manos se paseaban por sus caderas y cintura, repitiendo la acción unas cuantas veces antes de deslizarlas por sus muslos y llegar hasta su entrada.

Ambos nos miramos, era algo común en nosotros mirarnos mientras nos hacíamos uno solo; dos dedos fueron a parar dentro suyo, luego tres, y cuando escuché gemidos en vez de quejidos, supe que era el momento.

Un beso acompañó la penetración para hacer más indoloro el proceso, su grito fue ahogado por mis labios y los gemidos posteriores también.

Me quedé quieto por unos minutos antes de empezar con las embestidas. Jimin se aferraba a mis hombros y yo mantenía sus piernas abiertas y alzadas.

Íbamos lento o a veces rápido, pero en esta ocasión todo tendría que ser diferente, en esta ocasión todo sería sumamente preciso y certero.

Sus gemidos fueron en aumento y los jadeos, que soltábamos al unirnos por completo e iniciar con un movimiento de caderas, fueron exquisitos.

— T-te a-amo — y de nuevo lo hice, le declaré mi amor antes de correrme dentro suyo, él pareció sentirme, pues hizo lo mismo, con la diferencia que fue entre nuestros abdomenes.

Me quedé quieto por unos minutos, esperando recuperar el aliento, y cuando lo hice me separé de el, tumbándome al otro lado para respirar con mayor tranquilidad.

Jimin no tardó en apartarse y recordarme algo que había olvidado en toda la noche.

— Jungkook

— Mhm... — apenas musité.

— El condón... Te olvidaste del condón.

Siempre había utilizado protección con él, incluso me había asegurado de que él también lo utilizara al estar con otras personas, pero ahora... ahora el único irresponsable aquí era yo.

Maldije bajo y cerré mis ojos con fuerza.

Jimin rió y se apegó más a mí.

— Puedo tomar la pastilla, no hay ningún problema. — dijo como si aquello fuera una problema del día a día.

No me pareció chistosa su broma, por lo tanto opté por quedarme callado; él lo notó y también se quedó en silencio.

— Hyerin me abandonó.— rompí con el hielo.

Jimin se crispó, pero no se alejó.

— ¿Lo descubrió? — asentí. — T-tienes que recupera...

— No. — sentencié. — Ella decidió marcharse y si así lo quiere, yo no me opondré.

— P-pero y tus hi...

— ¿Mis hijos?... Los veré, llegaremos a un acuerdo judicial.

Lo miré de reojo y no se por qué, pero noté un tanto de tristeza en su mirada.

Me reincorporé y él hizo lo mismo. Tomé su mano entre las mías y sonreí.

— Podremos estar juntos, no faltaré a mi labor de padre y siempre estaré para ellos. Nada cambiará, a excepción de que yo te quiero conmigo, a mi lado durante todo este proceso.

Su mano se alejó de las mías y pensé lo peor, pensé que se rendiría, mas no fue así, solo se alejó para dirigir su tacto a mi rostro.

— Y estaré a tu lado, Jungkook. Me tendrás para siempre a tu lado... — comenzó a acariciar mis pómulos. — pero prométeme que ahora que me tienes nunca me soltarás.

Parecía querer convencerse con un simple monosílabo que saldría de mis labios y lo único que yo quería era convencerlo.

— Eso haré, Jimin, nunca te soltaré, porque tú siempre fuiste mío y yo siempre, tuyo.

Sellé nuestra promesa con un beso, no como aquellos bruscos y deseosos que nos dábamos. Claro que no, este estaba lleno de cariño, de amor que quería transmitirle a él.

— Te amo, Jimin. — dije al separarmos. Él se apoyó en mi pecho desnudo y su aliento tibio salió disparado a mi piel, entregándome una gran satisfacción.

— Yo también te amo, Kook, siempre te amé.




kisaeng ✦ kmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora