☽Thirty ninth night (4)

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- Haru era mi vecina - una pequeña risa se escapó de sus labios

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- Haru era mi vecina - una pequeña risa se escapó de sus labios.- Ella y yo iniciamos una relación cuando apenas estábamos en secundaria, siendo unos niños no sabíamos cómo mantener un noviazgo, así que siempre nos tratamos como amigos, como hermanos y como pareja. Nuestra relación fue especial y muy bonita. Ella solía ser tierna, detallista y muy tímida en todos los ámbitos. - tomó un poco de aire y observó el rostro de aquella chica. Yo solo podía morirme de envidia, pues ella, a pesar de estar dormida, acaparaba toda la atención de Jimin. - Sus padres nos permitieron mudarnos juntos, su padre ya había logrado amenazarme con la escopeta y también hablar conmigo, dándome una única advertencia, que era no dañarla nunca. - Tomé su hombro, tratando de consolarlo, pero él no me aceptó, se alejó de mi tacto apenas pudo.- Haru y yo llegamos a Seúl hace dos años atrás, logramos alquilar un pequeño cuarto en un vecindario seguro. Todo estaba bien, ella me hacía feliz y yo por igual... No pedíamos nada más. Trabajé en todo lo que podía para que ella estudiara y tuviera lo mejor en la universidad. - sentí que su voz se quebró y como lo imaginé, él había comenzado a llorar. - Iba a llegar al primer año de universidad, cuando sufrió un accidente automovilístico, ese maldito no se quiso hacer responsable... Y fue entonces que todo empeoró. E-ella... Ella perdió al bebé que estábamos esperando, ni siquiera lo sabíamos, pero lo perdió. No llegó ni al mes y medio de gestación. Entonces... Todo fue de mal en peor. Lograron estabilizarla a tiempo, pero quedó en coma.

- Y-yo...

- No. - me calló. - No sientas pena por nosotros, no ahora, que ya no la necesitamos... - un suspiro salió de sus labios y continuó.- Arrojaron nuestras pertenencias a la calle por no pagar el alquiler. En ese entonces, nadie se apiadó de nosotros cuando el dinero se acabó y con ello, el tiempo que le quedaba a ella en este hospital, n-nadie m-me tuvo pena cuando me ofrecieron dinero a cambio de servicios sexuales. N-nadie oyó mi llanto cuándo comencé a suplicar que se detuviera. Nadie tuvo pena de nosotros en ese tiempo... ¿Por qué habrían de tenerlo ahora?

- Porque yo estoy aquí, contigo. - susurré, aunque sabía que él no me escuchó.






5/7
/llora.

kisaeng ✦ kmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora