Muerte.

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Metió la mano en un cajón, tomó un puñado de ropa y la metió en la maleta, tenía que irse ya.

Escuchó unos pasos detrás de ella, no giro, sabia quien era, estaban solos en el apartamento.

–Tienes que calmarte Sophia, podría darte algo si sigues así. –Habló, con voz aburrida, Cameron.

–No sé si no entiendes, o no me escuchaste o qué, pero como te he dicho mil veces, tengo que irme ahora.

Sophia cerro la maleta, puso las correas en sus hombros, tomó su celular y paso por el lado de Cameron al salir del cuarto.

Tomó una hoja y un lápiz escribió con garabatos una simple nota donde explicaba que en unos días volvería.

Algo paso en casa, en unos días vuelvo, llamame apenas leas esto.
XO
Sophia.

Fue a la cocina, se sirvió un vaso con agua y fue al baño para tomarse una pastilla. Su cabeza ahora golpeteaba aun más.

Puso la pastilla en su lengua, tomó un sorbo pero no pudo pasarla, otro sorbo y lo logró. Ella odiaba tomar pastillas, casi tanto como las agujas.

Un pequeño escalofrío la recorrió.

Empezó a murmurar mientras daba vueltas tomando las últimas cosas, llaves, dinero, audífonos.

–Ahora tengo que ir hasta la terminal y subirme a ese bus que tarda mil horas en arrancar... –Sophia seguía lamentándose hasta que escucho una propuesta.

–Te puedo llevar en el auto... –Dijo Cameron un poco impaciente. ¿Por qué Sophia no le pedía el favor? ¿Acaso no eran amigos ya? Tenían este vínculo angelical, ¿por qué tenía que ser tal desconfiada? O tal vez era él... Iba a seguir pensando en eso cuando ella hablo.

Sophia paro lo que estaba haciendo y miro a Cameron, en otra situación se negaría rotundamente, no querría molestarlo, pero este era otro tipo de situación.

–¿Puedes? No creo que nos demoramos mucho, ir y venir –Ella chasqueo los dedos a modo de explicación, Cameron se encogió de hombros y asintió-. Bien eso sería genial, gracias.

~~~

–Mierda. –Susurro Sophia.

Había mucho tráfico y tan solo avanzaban unos metros cada media hora.

–Calmate Soph.

Sophia miro el perfil de Cameron, tenía ganas de golpearlo, ¿acaso ni entendía la situación?

De alguna manera, su mamá le había dejado una carta lo suficientemente escondida, que luego de todos estos años nadie la había encontrado. De alguna manera, se había dormido en la biblioteca y había viajado al pasado.

–No puedo tranquilizarme –Dijo despacio–. Es algo importante, muy, muy importante.

–Lo sé y entiendo. Pero ni la carta va a salir volando, ni tu tia va a salir a un viaje improvisado. La casa va a seguir donde estaba la última vez que la viste.

Ella respiro hondo, él tenía razón, aun así quería tener la carta en sus manos ya.

–Además –Siguió Cameron–, mira ya están arrancando.

Unos minutos después el carro empezó a avanzar.

Sophia sentía los ojos pesados, empezaba a parpadear más y más despacio, estaba apunto de dormirse cuando una voz grave hablo.

–¿Cuál es tu color favorito, Soph? –Dijo Cameron, mirando el espejo retrovisor.

–¿Mmm? –Volteó ella a mirarlo con odio, quería dormir un rato.

Cierra los ojos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora