3-Un duro camino.

1.3K 179 20
                                    

Llegar al lago Okutama, fue muy difícil, tras la destrucción de la mayoría de las ciudades, no había casi, carreteras sanas, a cada paso que daba un edificio caído, obstruía el camino, desviando su ruta por muchos kilómetros.

A las pocas semanas que dejo la tienda, tuvo su primer episodio desagradable, un grupo de saqueadores le robo su bicicleta. Sakura se había detenido a descansar, no había nadie alrededor y necesitaba vaciar su vejiga. Sin quitarse la mochila, porque no era seguro, bajo sus pantalones y se agachó junto a unos árboles del camino. Sintio risas, luego unas voces que se acercaban y alguíen la sujeto del cabello cuando estaba subiendo su ropa.

-¿De quién te escondes pequeña zorra?- Sintió un fuerte golpe en la cara cuando el tipo la estrello contra la corteza del árbol, aturdida pero sin perder el valor, saco el cuchillo que llevaba en su cintura y se defendió.

Pudo escapar por muy poco, no sabia cuantos eran pero escuchó al menos tres voces diferentes y no lograron quitarle su mochila ya que nunca se desprendía de ella. Había sido arrastrada por el cabello y golpeada en una mejilla.

El cuchillo de caza favorito de su padre, la había salvado.
Abrió la mano de su agresor, como si destripara un pez. Hundió el filo y arrastro sin miedo. Cuando se vio libre de la sujección de aquel hombre, corrió, corrió sin voltear ni detenerse. Lamentaba perder su bicicleta. Pero no había forma de alcanzarla. Sintió los insultos, los gritos y amenazas, pero no se detuvo. Tenía que alejarse de aquellos hombres.

Debia defenderse, correr, matar o morir. No había otra opción.

Su rutina de viaje era simple, se mantenía oculta por el día cuando los grupos se movían aprovechando la luz y reuniendo suministros, avanzaba en la noche, lo cual era muy difícil y lento, pero era silenciosa y habíl, ademas se sentía mas segura protegida por la oscuridad. Trataba de recolectar lo que podía. O lo que quedaba, cazar liebres y pescar la mantenía alimentada. La mayoría de las tiendas en pie estaban vacías o algunas se hallaban ocupadas por grupos que podían ser muy peligrosos. Durante la noche, los gritos de dolor desgarraban el aire.

Cada lugar que recorría estaba destruido o saqueado, personas se reunían frente a coches en llamas. Buscando calor.

Necesitaba un descanso. Busco resguardo tras unos edificios viejos, saco su botella de agua y dio unos sorbos para apaciguar la sed que la atormentaba. No era seguro parar en la ciudad, tenía que cruzar el distrito y llegar al lago.

Esa noche conoció a Hiruzen y su nieto Konohamaru.

Estaban solos, el pobre anciano había buscado al pequeño a la salida de preescolar el día que todo se fue al diablo. Tenia que cuidarlo hasta que su hija y el padre del niño salieran del trabajo, pero nunca habían salido... El edificio de oficinas, en pleno centro, se había derrumbado cuando las grietas se tragaron parte de la ciudad. Su hija y su yerno, muertos en el acto, y su pequeño nieto solo lo tenía a él.

-¿Quién eres? ¿Qué haces ahí, oculta?- había bramado el hombre al verla.

Asustada, despues de cruzarse con muchos hombres desesperados y abusivos a lo largo del viaje, se asomo y vio por primera vez al andrajoso viejo. Sujetando un bastón con el que la amenazaba.
De su mano libre, colgaba un mocoso sucio, al que le faltaba un diente. Y la miraba entre curioso y asustado.

-No soy peligrosa- dijo alzando su mano- me estaba tomando un descanso, lejos de los curiosos.- justifico.

-¿Hacía donde vas niña?- cuestionó el viejo.

-Okutama- susurro pero a su espalda sintio movimientos y se acerco deprisa al viejo para empujarlo dentro de lo que parecía ser su casa.- Lo siento- volvió a susurrar. Mientras ponía un dedo sobre sus labios.
Los tres guardaron silencio, atentos a los que sucedía en el callejon. Una mujer era arrastrada a los gritos  por tres hombres. Las risas de ellos y las súplicas de ella parecían salidas de una película de horror.

-Ve a la habitación, cubre tus oidos- mascullo el viejo. El pequeño fruncio el ceño pero obedeció al instante.- Son tiempos difíciles para que una jovensita se aventure sola.- dijo el hombre sin dejar de ver con desconfianza a Sakura.

-Lo sé, no me queda nadie, solo busco un lugar alejado donde sobrevivir.

Las cosas en el pueblo eran cada día mas peligrosas por lo que se quedó con Hiruzen y su nieto casi dos semanas. El viejo no podía cuidar del niño como debía aunque hacia todo a su alcance. Cuando estaba lista para irse, le solicitaron ir con ella.
Unieron fuerzas y a paso lento retomaron el camino al lago. Podría pescar, establecer un campamento. Tenía tantas esperanzas de que las cosas mejoraran.

Un mes y medio despues, otro viejo se sumo a su grupo, el Señor Homura, estaba sordo pero tenia un rifle de largo alcance y municiones de sobra.
Era un milagro que nadie le hubiera quitado ese tesoro en tiempos tan difíciles.
Con él, estaba su vecina una señora muy mayor llamada Koharu. A la que le dolía todo el tiempo la cadera.
Durante los disturbios al principio de la lluvia de meteoros, se había caído mientras escapaba de su edificio y el golpe nunca había dejado de molestarle.

Era muy difícil sobrevivir, el clima estaba cambiando, la sociedad había caído junto con los gobiernos, el ejercito y cualquier ayuda. Todos los humanos estaban por su cuenta.

Después de meses de caminar, escapar y esconderse llegaron a Okutama en el extremo oeste de Tokio.

Mas personas se habían unido a Sakura en el camino. Dos hermanas que casi habían muerto aplastadas bajo una pared de concreto cuando el refugio donde estaban había colapsado. Otra mujer herida a la que habían rescatado de un grupo de hombres abusivos junto con su hijo.

Rescatarla era una experiencia que Sakura no deseaba volver a vivir. No por el hecho de ayudar a otra mujer, sino por lo horrible que había sido todo y en lo que se había convertido.

Estaban explorando, necesitaban botellas plásticas o bidones para el agua. El primero en escuchar los gritos de la mujer, había sido Teuchi, un hombre amable que viajaba con su única hija Ayame, la protegía a sol y sombra.
Creyendo que se trataba de ella había corrido tras los gritos de auxilio y se enfrento a cuatro hombres que estaban abusando de una joven mujer, el niño estaba inconciente a pocos metros.
La pobre tenia sus ropas desgarradas y su labio sangrando, pero se arrastraba tratando de alcanzar a su niño. Y  no dejaba de implorar que no le hicieran daño a su pequeño.

Sakura lo había seguido mientras el resto del grupo se resguardaba. Su puntería era muy buena, había cazado con su padre durante años. Pero no eran lo mismo liebres y patos, que seres humanos.

Al ver al niño sintio tanta impotencia, que sin dudarlo, uso el rifle del señor Homura y disparo a cada uno de los tipos que ya habían empezado a golpear al pobre de Teuchi. Salvo a esa mujer y su pequeño, ayudo a Teuchi, pero se había convertido en una asesina.

Por un tiempo se instalaron en monte Hōnoore, zonas montañosas y boscosas eran lo mejor para Sakura, pero no para las personas que la seguian, así que regresaron a la ciudad. Cada día, Sakura, era acompañada por Izumo, un joven que se había sumado recientemente y tenia unos pocos años mas que ella, buena resistencia fisica con la que podia caminar hasta el lago en busca de peces y agua para el grupo.

All For She- Sakura-Harem +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora