4-Primer error: Confiar.

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Después de un largo tiempo, se sintió segura, eran pocos, débiles, pero cuidaban uno del otro.
Repartían las tareas acorde a las capacidades. Todo era sobre buscar leña, explorar alrededores, reunir suministros, tratar de hacer funcionar un viejo radio de guardabosques encontrado en la última expedición.

Izumo era amable, el único hombre joven, Saku confiaba en él... ¿Cómo no hacerlo? El tipo prácticamente había golpeado a muerte al último hombre que trato de dañar un miembro de su grupo. Cazaba, exploraba, habia encontrado una pelota de futbol y jugaba con Konohamaru y Udon cada tarde. Se había arriesgado en un viejo almacén a punto de caer, para buscar medicina. Y la había encontrado, no les duro mucho ya que fue durante una mala racha de gripe que los afecto a casi todos. Pero esos medicamentos habían salvado al grupo.

Esa mañana salieron juntos, Hanabi se había vuelto muy diestra en la pesca y siempre los acompañaba, pero estaba cuidando de su hermana Hinata que se sentía afiebrada. La señora Koharu, hervia hierbas, que según ella eran buenas para los resfriados.
Konohamaru y su abuelo reunían combustible para la fogata, cualquier cosa que ardiera rápido servia, libros, patas de sillas, puertas de alacenas. Apilaban y arrastraban lo que podían hasta la base donde se habían instalado.

-Creo que necesito un chapuzón en cuanto llenemos la bolsa de peces- dijo Izumo mientras usaba una lanza para atrapar una trucha.

El pez se sacudía, ensartado por el filo de la caña. Lo arrojo a la bolsa y siguieron por varias horas.

Sus conversaciones se limitaban, ya que no querían alejar a los peces con el ruido de sus voces.

Cuando hubieron reunido suficiente, se quitaron parte de la ropa y refrescaron sus cuerpos.
Nunca le había insinuado nada, ella no sospechaba que él pudiera tener alguna intención de hacerle daño.
Sin embargo, ahí estaba, acechando tras una falsa amabilidad. No hacía mucho que se había unido al grupo. Pero con tantas buenas y desinteresadas acciones los engañó muy bien. Sobre todo a ella.

Antes de que pudiera vestirse, la golpeo en la nuca.

Saku quedó tendida sobre la orilla.
No se lo esperaba y no pudo defenderse.

Despertó desnuda, en una tienda de campaña improvisada.
Afuera se oían voces. Estaba segura que la había alejado del campamento.

-La perra tiene buenas tetas- su estómago se encogió. La cabeza le palpitaba tras el fuerte golpe que la había noqueado.

Una mordaza de tela cubría su boca. Lagrimas corrieron por sus mejillas.

La tienda se abrió y pudo ver a Izumo entrar con una sonrisa.

-Despertaste... temí haberte dado muy duro- dijo con una falsa sonrisa.
Detrás entro otro hombre.

-¡Buen Dios! ¡Ahora vamos a darle bien duro! ¡Mira lo que son esas piernas!- recorrió su cuerpo con una mirada de hambre voraz.- ¡Vas a pagarme por lo de mi mano perra!

Se lanzo sobre ella y empezó a presionar sus pechos con fuerza. Entre golpes y un rudo manoseo abusaron de ella. La dejaban ahí, cubierta de fluidos, de la forma mas vulgar y asquerosa, se corrían una y otra vez, dentro y sobre.

Pasaba de la conciencia a la inconsciencia. Deseando morir a cada instante.

Después de dos noches iguales. Izumo le quito la venda y le dio agua.
Moría de sed y solo había tragado semen para variar. Los malnacidos la mantenían atada, sin poder limpiarse, ni cubrirse. La dejaban cuando estaban cansados. Pero los días eran largos al igual que las noches.

-Fue una suerte que esa maldita niña metida no fuera con nosotros a pescar.- Dijo, refiriendose claramente a Hanabi.
Saku no podia verlo bien, su ojo estaba hinchado por un puñetazo de Kotetsu. El cabronazo al que había herido cuando perdió su bicicleta.

La habían seguido, esperando, acechando. Y finalmente la tenían.
Estaba segura de que iba a morir, y después de lo vivido no le importaba hacerlo.

Se la llevaron, arrastrandola amordazada. Eran ellos dos ya que habían perdido a uno de sus amigos mientras la rastreaban.

Por semanas se extendieron los abusos. No quedaba nada de la Saku dispuesta a luchar. Sus amigos se habían ido, estaba lejos de Okutama, débil, sin fuerzas para escapar o armas para defenderse.
La alimentaban con suerte cada dos días. Asi se aseguraban de que no tuviera fuerza para defenserse.

Se unieron a un grupo mas grande.
Y sus captores la cambiaron por comida varias veces. Permitiendo que otros tipos abusaran de ella.

Otras mujeres estaba en su misma situación, algunas por elección, a diferencia de ella que había sido raptada.

Una noche mientras esperaba atada dentro de la tienda a que llegara algún extraño para usarla como una prostituta. Animales salvajes atacaron el asentamiento.
Sintió los gritos, los gruñidos, los disparos y luego llego el silencio.

Perdió la cuenta de las horas que paso, quizá fueron días. Estaba atada, amordazada y sola.

Hasta que él la salvo. Un sujeto rubio, de ojos azules, abrió la tienda y la encontró. La cubrió y le dio agua. Curo sus heridas superficiales y la libero.

Saku se dejaba hacer, estaba en shock. Demasiado débil para pelear. Demasiado débil para correr.

-Soy Naruto, no tengas miedo, no voy a lastimarte- sus voz era amable, su sonrisa calida. Pero ella ya no podía confiar en nadie.- ¿Cuál es tu nombre? - insistía el hombre que trataba de ayudarle. Tenia pantalones militares y era muy fuerte y grande. La había cargado en brazos. Hasta depositarla sobre la parte trasera de un Jeep todo terreno.
Había urgado entre sus cosas hasta darle una remera militar y unos pantalones de gimnasia que le quedaban enormes.
La dejo descansar tras hidratarla y darle lo que parecía y sabia a caldo.

Estaba solo, y cuido de ella. Cada noche le contaba cosas de él. Y esperaba paciente a que ella hablara. Pero no obtenía respuestas.

Fueron meses juntos, la cuidaba como a una hermana. Incluso cuando su vientre creció.
Incluso esa mañana cuando se despertó llena de sangre y supo que no traería ningún bebé al mundo.
Él se ocupaba de todo mientras ella era una autómata silenciosa.

-Se que te hirieron mucho... tan solo desearía que confiaras en mi, que me dijeras tu nombre- había suplicado cuando creyó que ella dormía.

Pero no podía. ¿Cómo volver del horror que había vivido?.






All For She- Sakura-Harem +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora