《Segundo libro》
Transcurridos más de un año y medio desde los hechos del quince de abril, Sol no es la misma adolescente que dejó Alemania con heridas más profundas y dolorosas que dos impactos de bala.
Acabando de finalizar su tercer semest...
El aroma a sexo todavía se adhería a su piel, la ducha de dos minutos—puesto que iba retrasada a su cita—no pudo eliminar el resultado de lo que acaba de hacer.
Aún con la entrepierna sensible y el corazón aporreándole las costillas, se viste con la misma ropa que llevo al encuentro prohibido, de negro impecable de la cabeza a los pies.
Dudas no tenía, vacilaciones tampoco y el miedo lo perdió el quince de abril, al ver a su abuela caer muerta a sus pies. En ese instante sabía lo que tenía que hacer, pero no como, y esa noche, más de año y medio después, con un plan bien armado, todo se había aliado a su favor, y como su abuela había partido de su lado, uno de los involucrados lo haría también.
Si quieres derrumbar una torre, comienza por tumbar lo que la sostiene. Hera no iría por la cabeza, iría por los pies. Sin ellos, muy lejos no podría huir.
La muchacha deja en beso en los labios húmedos de su amante, después de una caricia a su rostro que ella considera, el del amor de su vida, toma las llaves, su bolso de última colección y camina a la puerta sin decir nada más.
Pero antes de tocar la manilla, su voz la detiene.
—Sufro más por el daño que te haces a ti misma que saberte con él, Hera. Ya es suficiente.
Ella toma una aspiración, levantando la vista al techo. Habían tenido tantas veces esas conversación, y la respuesta era la misma. Pero esta noche es especial, y le tenía otra distinta.
—Unos días más y seremos solo tú y yo.
El muchacho, cuyos celos le comían vivo siempre que la veía darle la espalda, poco le faltaba para abandonar el barco, pero por ella, lo soportaría un poco más.
—Hazlo por él, te necesita cuerda. Te necesitamos entera.
Ella, que había estado evitando tocarse el vientre desde que supo aquello, lo hace por primera vez, y como hace tanto no pasaba, las lágrimas se le acumulan en las orbes azulinas.
—Unos días y seremos solo nosotros—promete.
Él no sabía si creerle, pero lo hizo de todos modos, y a eso se aferró.
—¿Sin importar los demás?
Ella articula una risa irónica, volteando a verle metido entre las sábanas blancas del hotel desconocido para el resto del mundo, excepto para ellos.
—Nunca te importaron, ¿o sí?
Él ríe también, asintiendo con esmero.
—Tienes razón—admite, enlazando su mirada verde, pero que ella prefería visualizar azul, a la de ella—. Solo me importas tú. Siempre has sido tú.
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Nunca supe si llamarlo prólogo o introducción. Yo lo llamo capítulo 0 porque soy ignorante.😂
Bienvenidxs, esto es TheRight Way, pero el show no es mío ni de ustedes, es de los personajes.
