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"Is is the end of America?
No, it's only the beginning'
If we hold on to hope, we'll have our
Happy endin' ..."
▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂Suelto un respiro contra la ventana del auto, el interior tibio contrasta con el frío del exterior, formando un ligero vaho. Dibujo líneas delgadas con la uña sobre el, uniendo las gotas que la reciente garúa ha dejado olvidadas.
Ha llovido, no mucho, pero el sentir el agua helada mojarme las mejillas al salir del trabajo en el cortísimo trayecto entre la salida del edificio y el carro de Hunter, me ha animado todavía más. Me gusta la lluvia, dormir con el ruido del agua golpeando el techo y las ventanas, tomando el estruendo de los truenos como canción de cuna.
En Nueva York no pasa mucho, de hecho, ni siquiera recuerdo la última vez que trataba de dormir con la habitación de vez en cuando iluminada por la caída de un rayo.
Hunter tararea una balada dando golpecitos al volante con el pulgar, How Deep Is Your Love, reconozco. Se ha creído tanto la letra que cierra los ojos y mueve la cabeza de un lado al otro, siguiendo el ritmo. Y yo también, porque sin pensarlo, he dibujado un corazón, en medio de este, vislumbro, deformada por el agua, la figura de mamá caminando al carro, cubriendo la carpeta dentro del abrigo.
Con el recortado tiempo entre las clases, el trabajo y las horas de estudio, todo se me une y la mejor manera de solventarlo, es matando dos pájaros de un tiro. Tengo que comprar un regalo para la criatura de Hera, Hunter al verse en las mismas, me invitó a ir juntos, porque Lulú debe estar preparándose para su cita con Helsen, y aparte de eso, quise invitar a mamá a cenar en un bonito restaurante luego de haber aprobado la última prueba para el siguiente paso en la revalidación de la carrera, le ha tomado aprender inglés a las buenas y malas, repasar lo aprendido.
Ha valido la pena, esta tarde le otorgaron el permiso para comenzar la residencia, último paso para poder ejercer. A Papá aún le falta un examen más.
Isis entra a los asientos de atrás, riendo para ella cuando cierra la puerta. Hunter y yo volteamos hacia atrás, mirándole quitarse el gorro y los guantes. El frío se le cuela en los huesos peor que a mí.
—Buenas, buenas—saluda, refregándose las manos para darse calor—. Hola guapote.
—Mi señora—le contesta Hunter, con su impecable pronunciación.
—¿Bendición?—le saludo, ella me contesta—. ¿Qué tal, ya lo tienes?
—¡Sí, mira!—exclama, sacando la carpeta. Ella de verdad se la ha traído—. Con esto comienzo la residencia, te dije que Martín me ayudó a conseguir plaza en el hospital ginecológico en Queens.
Siempre he dicho que lo importante no como se escuche tu acento, si no que se comprenda lo que tratas de decir. Mamá es ese ejemplo, se oye como Gloria de Modern Family, pero también se le entiende como a ella.
Hunter y yo revisamos el papel por encima, tiene su nombre, identificación y otros datos más. Me siento como cuando un niño te da comida imaginaria y tu finges que te la comes y degustas. Ya sé lo que dice el papel, pero a ella le causa ilusión mostrarlo.
—¡Qué emoción!—chillo—. ¿Cuánto tiempo de residencia?
Ella frunce la boca.
—Tres años, ochenta horas semanales.
Me ha dejado tan seca como los árboles en el más recio verano.
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The Right Way #2
Teen Fiction《Segundo libro》 Transcurridos más de un año y medio desde los hechos del quince de abril, Sol no es la misma adolescente que dejó Alemania con heridas más profundas y dolorosas que dos impactos de bala. Acabando de finalizar su tercer semest...