Aquella chica me había dejado impresionada, pero solo porque me había parecido muy guapa, y me atrajo en seguida, cosa que nunca antes me había pasado, ni con hombres ni con mujeres. ¿Era posible que debiera plantearme cuál era mi sexualidad, ya que no lo había hecho hasta entonces por tener un claro problema con el amor? ¿En serio me estaba preguntando esto, como una tonta, por una chica a la que había visto durante dos segundos en una heladería?
Decidí dejarlo correr. Ni siquiera la iba a volver a ver. O al menos eso creía.
Nos tomamos el helado sentados en la Fuente de Neptuno, otra de las tres fuentes, la que estaba en el extremo norte de la plaza. Desde ahí podíamos observar todo lo que pasaba. Aquello era el paraíso de los artistas. Desde dibujantes que hacían caricaturas hasta músicos callejeros, todo el mundo les alegraba la visita a los turistas y viandantes.
- Oye, vas a seguir escapándote de casa para ver a Chiara, ¿verdad? -preguntó mi hermano mientras cada uno comía su helado.
Chiara era la mejor y única amiga que tenía en Roma. Su padre y mi madre habían tenido una corta relación, aunque el hombre la dejó tras ver lo mala persona que era, algo bastante lógico. Sin embargo, Chiara y yo ya nos habíamos hecho inseparables para cuando sucedió la ruptura. Ella sacaba mi lado rebelde mientras que yo le enseñaba lo que era la música de verdad.
- Sí, hemos quedado en vernos mañana por la tarde, ¿por? -respondí, hundiendo la cucharilla de plástico en mi helado de frutas del bosque y cogiendo un poco con ella.
- Nada, era por saber si estabas libre.
- ¿Para qué?
- Pues...
Sandro dejó su helado en el asiento y me miró.
- Quería que me ayudases a elegir el traje para la boda.
- ¿Yo, ayudarte a ti a escoger el traje? -pregunté con incredulidad, señalando mi camiseta de los Rolling Stones.
- Ahora mismo, eres la persona en la que más confío. Y tienes mucho sentido de la moda, aunque no lo creas.
- Entonces, razón de más para quedar con Chiara. Ella sabe más de moda que yo.
- Me parece justo.
Chiara y yo teníamos gustos muy parecidos, aunque en cuanto a moda y a personalidad, teníamos muchas diferencias, como el hecho de que ella fuese excesivamente enamoradiza y yo justo lo contrario, o que yo vistiese de "rockera" y ella fuese bastante más presumida. La realidad era que a ella le encantaba ir de compras y yo lo odiaba, así que la necesitaría para aquello.
- Oye, ¿tenéis ya un grupo que vaya a tocar algo de música? -pregunté.
- Sí. El hermano pequeño de un amigo de Gabriella es cantante y tiene un grupo. Son bastante buenos, según me han dicho.
- Define hermano pequeño y dime por favor que no se trata de un niño de trece años y sus amiguitos con aires de grandeza.
- Tiene diecisiete y hacen sobre todo rock. Además, tampoco hace tanto de tus trece y ya cantabas entonces.
- No me lo recuerdes, fue la peor etapa de mi vida... -dije agachando la cabeza, observando la guitarra que tenía tatuada en mi muñeca.
- El caso es que he hablado con Gabriella y estamos de acuerdo en que queremos que actúes con ellos.
- ¡¿Que yo qué?! -exclamé-. ¿Delante de mamá? Ni de coña.
- Mamá no va a ir.
- ¿Lo dices en serio?
ESTÁS LEYENDO
Girls Bite Back (Victoria de Angelis)
FanfictionEn esta historia se dispone un escenario ficticio en el que el nombre de Marlena, que aparece en repetidas canciones del grupo de música italiano Måneskin, pertenece a una muchacha a la que nuestros ídolos conocieron antes de hacerse famosos, la cua...