Los días siguientes fueron tranquilos. Cuando no estaba ensayando con los chicos, estaba en la calle con alguno de ellos o con Chiara, o con todos a la vez. Aquel jueves, por ejemplo, fuimos los seis a cenar a otro de esos restaurantes artesanos que había cerca de Termini después del ensayo.
Chiara y Damiano ya estaban durando más de lo que me había esperado, aunque aún me costaba verlos acaramelados. Pero yo no era quién para juzgar, porque Victoria y yo estábamos igual. Solo me daba pena por Thomas y Ethan, que se habían convertido en los sujetavelas del grupo, aunque a ellos no parecía importarles.
Sandro y Gabriella se fueron el viernes por la tarde, e inmediatamente después, llegó Chiara.
- ¡Ya llegó el alma de la fiesta! -exclamó cuando le abrí la puerta.
- Siento desilusionarte, pero el alma de la fiesta es siempre Thomas -le respondí yo.
Chiara se rió y entró en la casa. Venía sola, para mi sorpresa.
- Pensaba que vendrías con Damiano -me extrañé-. Como últimamente estáis siempre juntos...
- Va a venir con Vic y Thomas. Además, no estamos siempre juntos -replicó.
- No, no lo estáis por el simple hecho de que no te dejamos venir a los ensayos -respondí yo.
- Como si tú y Victoria no estuvierais igual. O peor, porque estáis juntas hasta en los ensayos.
Hice un amago de contestar, pero tenía razón. Victoria y yo nos habíamos visto todos los días de aquella semana, aunque no habíamos estado a solas. Sin embargo, aún estando acompañadas, cuando no nos cogíamos de la mano, era porque estábamos abrazadas de alguna forma. Podía decirse que éramos tan adictas la una a la otra como les pasaba a ellos dos.
- Touché - respondí.
Ethan fue el siguiente en venir, lo cual no me extrañaba por vivir cerca de allí.
- Ya he llegado -dijo con una sonrisa tímida.
Él era siempre el más calmado de todos, el más tímido. En eso me parecía a él, pero yo era menos seria. Mientras todos teníamos nuestros momentos de payasadas, él permanecía tranquilo. Con suerte le sacábamos alguna que otra carcajada.
Thomas, Victoria y Damiano vinieron juntos, como había dicho Chiara. Thomas llevaba una funda de guitarra a la espalda, lo cual no me extrañaba para nada.
Nada más entrar, los chicos me abrazaron, aunque después Damiano se fue directo hacia Chiara y la besó. Eso tampoco me sorprendió, parecían estar obsesionados el uno con el otro.
Victoria fue la última en entrar, dándome un rápido beso antes de que cerrase la puerta.
- ¡Me muero de calor! -exclamó Thomas.
- ¿Acabas de llegar y ya quieres ir a la piscina? -me reí.
- ¡Sí! Me he traído hasta mi flotador.
Solté una carcajada.
La casa de mi hermano tenía un patio trasero con una pequeña piscina. Apenas la había usado hasta la fecha, pero había avisado a mis amigos de que se trajesen bañador por si nos apetecía bañarnos. Cómo no, Thomas lo estaba deseando, de tanto gustarle el agua parecía un pez.
- ¿Seguro que a tu hermano no le importa que estemos todos aquí? -preguntó Victoria.
- Tuvimos que convencerlo entre Gabriella y yo, pero al final aceptó. No se puede resistir a los encantos de su hermana -bromeé, atusándome el pelo.
- Admítelo, Marlena. No existe persona con dos dedos de frente que se pueda resistir a tus encantos -se rió Chiara-. Me parece increíble que aún no te hayas dado cuenta de eso.
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Girls Bite Back (Victoria de Angelis)
FanfictionEn esta historia se dispone un escenario ficticio en el que el nombre de Marlena, que aparece en repetidas canciones del grupo de música italiano Måneskin, pertenece a una muchacha a la que nuestros ídolos conocieron antes de hacerse famosos, la cua...