Girls Bite Back (Victoria de Angelis)

XXXVI

Al final acabé cambiando de opinión y dejando que Chiara me aconsejara. Tuvimos una seria conversación que duró horas, mientras Måneskin trabajaba en el estudio. Sinceramente, todas aquellas horribles experiencias que la pelirroja me contaba se me hacían difíciles de escuchar. Ahora entendía por qué mi amiga no quería tener un perfil personal en redes sociales, por qué quería ser un personaje lo menos público posible a pesar de estar comprometida con una celebridad.

- Poco antes de la pandemia una "fan" vio a Damiano en la calle y lo siguió hasta nuestro apartamento. No sé cómo, averiguó en cuál de los pisos vivíamos, y se puso a llamar al timbre durante horas y horas. Esa era una de las cosas que no estaba dispuesta a dejar pasar, era una invasión de nuestra privacidad y rozaba el allanamiento de morada. Tuvimos que llamar a la policía, y yo tuve un arrebato de ira y lo pagué con Damiano, aunque él no tuviese la culpa. Estuvo semanas sin hablarme, por mucho que me disculpase...

- Por eso me has dicho que no me calle las cosas -supuse.

- Exacto. Si te lo guardas todo, acabas explotando, y te desahogas con la persona que menos culpa tiene -explicó Chiara-. No querrías acabar diciéndole a Victoria todas las mierdas que le solté yo a Damiano aquel día. Estuvimos a punto de mandar tres años y medio de relación a la mierda. No es broma, Marlena, tienes que aprender a sobrellevarlo.

- ¿Puedo preguntar cómo lo arreglasteis? -musité agachando la cabeza.

- Está mal que lo diga, pero la cuarentena ayudó. Los dos estuvimos amargados los primeros días, no sabes lo que es tener que estar las veinticuatro horas encerrada en un piso tan pequeño con una persona que ni te habla ni te mira, y que encima se pone a dormir en el sofá para no tener que verte la cara -suspiró-. Créeme, fue muy duro...

- No es por interrumpirte, pero sí sé lo que es eso. Acuérdate de cuando vivía con mi madre -recordé.

- Entonces, entiendes a lo que me refiero.

- Sí, pero quiero saber qué hicisteis para superarlo.

- Pues, aproveché que no podíamos salir de casa para obligarlo a tener una conversación conmigo. No tuvo otra que escuchar mis disculpas y ceder un poco. Ambos nos desahogamos, llegamos al acuerdo de que no volveríamos a callarnos las cosas y, bueno, lo siguiente que recuerdo es que estábamos haciendo el amor en el sofá -explicó con una sonrisa vergonzosa.

- Y a ver si adivino, durante el resto de la cuarentena le diste la inspiración que necesitaba para escribir la letra de I wanna be your slave -me burlé soltando una carcajada.

- Y la de For your love -se rió ella-. Pero ahora en serio, nuestra relación ha ido mejor que nunca desde entonces, solo porque decidimos que siempre que tuviéramos algún problema lo hablaríamos. La confianza y el respeto mutuo, Marlena, esa es la base de una relación sana con una celebridad. Bueno, es la base de una relación sana con cualquier persona en realidad.

- Pero eso ya lo tenemos Vic y yo desde siempre, Chiara. Siempre hemos confiado la una en la otra, nunca nos hemos callado nada.

- Pero eso lo hacíais cuando erais crías, Marlena. Nadie conocía a Måneskin por aquel entonces. Todo cambia cuando hay fans y paparazzi de por medio. Tienes que aprender a aguantarlo si quieres que lo tuyo con Vic funcione, y sobre todo si quieres triunfar tú también en esto de la música.

- Supongo que solo es cuestión de acostumbrarse... -suspiré.

- Acostumbrarse y armarse de paciencia -me corrigió ella-. Ahora, dime, ¿qué tienes planeado para impulsar tu carrera?

Estuvimos el resto de la mañana barajando las distintas posibilidades que podrían llevarme al estrellato. Todas ellas eran un camino lento, lleno de esfuerzo, lo cual agradecía porque no estaba dispuesta a tomar ningún atajo ni a aprovecharme de la fama de mis amigos. Al final, entre las dos decidimos que lo mejor era pagarme mi primer disco con el dinero que tenía ahorrado de lo que me había estado pagando Fernando cuando tocaba en el bar, más la indemnización de seiscientos euros que me había dado Alicia al despedirme. Por mucho que me pesara, Victoria me tendría que mantener durante un tiempo, y eso me hacía sentir mal conmigo misma.