Aun no podía dar crédito a lo que hacía unos segundos había presenciado. Ji apunto de follarse a esa zorra. ¡Maldita! Pero no era la única culpable, Ji era un cretino, un desgraciado, lo peor del mundo ¿Cómo podía hacer eso en mis narices? ¿Cómo? Entonces ¿Por qué se había molestado tanto con lo ocurrido con Jun? Si evidentemente yo me quedaba corta con las cosas que él hacía. ¿Por qué actuaba así? ¿Por qué? ¿Así era como demostraba cuanto el importaba? ¿Así? De verdad que era de risa. Ignore a la tipa que seguía maldiciéndome. Mis ojos se clavaron en los suyos. La expresión de sorpresa de Ji duro solo unos segundos, después su rostro se volvió frio e indiferente, e incluso engreído ¿Se sentía feliz porque los hubiera mojado? ¿Este era su plan? ¿Qué viera de lo que era capaz?
— ¿Ella también es casi tu hermana? —Solté con toda la rabia que pude ¿Inventaría otra escusa estúpida para justificarse? O ¿Me restregaría en la cara su aventura? — Y también como aquella chica ¿Solo le ayudabas a quitarse la ropa porque no podía ella sola? —Pregunte con ironía. Esbozo una sonrisa sarcástica, al parecer esto le divertía.
— ¿Debo darte explicaciones? —Pregunto como si fuera una completa desconocida. Me dolió la forma en la que pronuncio las palabras, la forma en la que no intentaba persuadirme, sino darme a entender lo que ya sabía. Supongo que me lo merecía, pero no a ese nivel, eso rebasaba todo lo que había podía hacer yo. Lo que yo había hecho con Jun.
—No las estoy pidiendo…
—Creo que así como tú puedes hacer todo… —Se detuvo mientras me miraba de pies a cabeza con cara de asco. ¡Estúpido! — Bueno… tú sabes a que me refiero — ¿Qué rayos intentaba insinuar?
— ¿Perdón? —Pregunte con una risa nerviosa— ¿Acaso crees que somos iguales? —Pregunte ofendida.
—Desde luego que no lo somos —Contesto con tono burlón, se estaba pasando de la raya.
—Eres un idiota, un golfo, un cretino. ¡Un tonto!
—En ese caso, somos dos — ¿Qué rayos pasaba con él? ¿Por qué me hablaba de ese modo? Quería romperle la cara, vaya que si quería hacerlo.
—Disculpa, pero no soy yo, la que se estaba revolcando con un animal en celo aquí ¿Para qué crees que se inventaron los moteles?
—Jajaja —Soltó una risa— No le veo la necesidad.
— ¿Acaso no tienes dinero para llevar a tu zorra a un hotel?
— ¿Qué? —Pregunto la tipa ofendida.
— ¿Debería llevarla a mi casa? O mejor aún ¿Ir a la suya? —Pregunto con sarcasmo Ji.
Apreté los puños con fuerza, quería romperle la cara ¿Cómo podía ser tan sínico? ¿Cómo podía insinuar eso? Sentí ganas de llorar más que por dolor, por impotencia, por la impotencia que sentía al ver su actitud petulante, pero no le daría gusto, sobre mi cadáver me vería sufrir.
—Quizás, no es mala idea —Conteste siguiendo su estúpido juego. Metí la mano dentro de la bolsa de mi pantalón— Pero mejor aún —Le arroje un puño de billetes en la cara— Yo te daré para que pagues algún cuarto de motel de paso.
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El peor y mejor error
Novela JuvenilTras varios sucesos, que darán un cambio radical a su vida. Febe tendrá que dejar a su mejor amiga, Hannia, para comenzar una nueva vida, sola en una ciudad donde solo conoce a Fran, quien es casi como un tío. Una chica dura y fuerte, así la cali...