Epilogo

2.1K 222 12
                                        

Las vacaciones de verano estaban por comenzar.  Ji y yo, teníamos más de 4 meses de vivir juntos. Ji no dejaba de sorprenderme, pues a pesar de que las chicas lo seguían como abejas a la miel, él seguía siendo fiel y se portaba bien. Además de que después de varias riñas por mantener el orden de la casa, por fin entendió e incluso ayudaba con las tareas, como lavar platos o doblar la ropa.

—Oye —Me queje cuando me tomo por detrás y comenzó a besar mi cuello.  No me pude defender, mis manos sostenían las llaves, mientras intentaba insertar la llave dentro de la cerradura para abrir la puerta del departamento.

— ¿Qué? —Pregunto con aire inocente, mientras continuaba repartiendo besos por mi toda nuca. Intente darle un codazo, pero lo esquivo y se echó a reír.

— ¡Oye! ¿Quieres que los vecinos se quejen de nuevo? —Los arranques de Ji, nos habían hecho merecedores a una buena reprimenda por parte de los vecinos.

En una ocasión cuando el elevador se descompuso y tuvimos que tomar las escaleras, mientras subíamos hasta el 5 piso, donde estaba nuestro departamento, Ji comenzó a besarme y terminamos casi desnudos delante de la puerta equivocada. ¡Qué horror! Aun no podía evitar ponerme roja como tomate, cada vez que me encontraba con mi vecina. ¿En qué momento había perdido la cordura? No lo sé, lo único que sabía, era que cada vez que ese chico ponía sus manos sobre mi cuerpo y su boca sobre la mía, mi cerebro dejaba de razonar y terminaba dejándome arrastrar por él.

—No es mala idea —Susurro en mi oído, provocando que mi cuerpo se estremeciera.

—Tonto —Logre insertar la llave y abrí la puerta, con Ji aun pegado a mi espalda. En cuanto cerré la puerta, me giro para quedar frente a mí y comenzó a besarme— Creo que hoy tienes muchas ganas —Bromee mientras Ji me ponía contra la pared y comenzaba a quitarme la chaqueta.

—No tienes idea —Contesto con una enorme sonrisa.

Me beso con pasión, la misma que para estos momentos, había logrado despertar en mí, así que simplemente me deje llevar. Mientras su boca devoraba la mía, mis dedos se movieron, liberando los botones de su camisa. Termine de desabotonar su camisa, dejando al descubierto su dorso, sonreí al verlo y deslice la prenda por sus hombros, teniendo todo su dorso desnudo y a mi merced. Sonreí ante la panorámica, separe mis labios de los suyos y comencé a besar su pecho. De forma lenta y suave comencé a descender, Ji dejo escapar un suspiro y supe que le gustaba lo que hacía. Llegue hasta la parte baja de su abdomen y desabroche sus pantalones, los cuales cayeron al piso, de una patada se libró de ellos.

Tomo mi rostro y llevo mi boca de nuevo a la suya incorporándome, mientras comenzábamos a movernos en dirección a la recamara. Nuestro departamento era pequeño, tenía la sala que fungía como comedor, un baño y la recámara. No había muchos muebles, pero tampoco era como si nos hicieran falta.

— ¡Auch! —Se quejó cuando chocamos con la mesa. Solté una risilla, pues a pesar de que le dolía, no se apartó de mí, siguió besándome y comenzamos de nuevo a movernos. Hasta que ahora la que se golpeó, fui yo.

— ¡Maldición!

—Espera, que ahora arreglo eso —Dijo tomándome de las caderas y llevándome hasta la cama. Me dejo caer y comenzó a quitarme mis vaqueros y después la ropa interior.

El peor y mejor errorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora