Miércoles por la mañana, mi día de descanso, planeaba aprovecharlo para ordenar mis cosas y hacer limpieza en mi habitación, pero Mel me llamo y me pidió si podría cubrirla esa noche un par de horas, ya que tendría que hacer algunas cosas. No pude negarme, quizás un día requiriera de su ayuda. Fran y los chicos quedaron para salir al estreno de una película, pero como había quedado con Mel, les agradecí la invitación, pues no podría.
Ji, me espero en su auto y me llevo hasta el bar, ese día tampoco tocaban ellos. Así que en cuanto me dejo, se marchó. Seguía molestándome que él tuviera esa actitud lastimera que me hacía sentir mal, pero ¿Acaso yo tenía la culpa? No es como si fuera una fácil o como si después de que esa chica me hubiera dicho que no había pasado nada entre ellos todo pudiera ser color de rosa, porque lo cierto era que él seguía flirteando con cuanta chica sexy iba al bar. ¿Era su trabajo? Trabajo mis… En fin.
La noche fue tranquila, sin mucha gente, Mel llego puntual, a las 9. Así que me aliste para volver a la casa, pero me encontré a Adam y Miguel, quienes bebían en una de las mesas.
—Febe —Saludo Miguel, agitando la mano. Me acerque a ellos curiosa de su presencia en el bar.
—Hola ¿Qué hacen por aquí?
—Nada —Contesto Miguel— Tomando un trago ¿Quieres uno? —Hacia bastante que no bebía, y de hecho, era mi cerveza favorita la que me ofrecía, estaba acalorada y tenía un poco de sed.
—Si —La recibí y la bebí rápido.
—Pero siéntate, tómatelo con calma —Dijo Adam.
—Es que…
—Hoy es tu descanso, aprovecha —Insistió Miguel. Me lo pensé, no quería terminar ebria, pero un poco de alcohol no me haría mal. Así que termine sentándome.
No supe en que momento, en medio de chistes tontos y pláticas sin sentido acerca de sus ligues, me bebí 4 cervezas. No estaba ebria, de eso estaba segura, pero me sentía animada y risueña. Me despedí de ellos y salí del lugar, aún era temprano por lo que tome el transporte público. Llegue a mi casa, casi a las 10, y aun no había nadie. Subí a mi habitación, me quite la chaqueta y abrí el closet para cambiarme. Mientras buscaba un viejo pants, encontré la botella de tequila que Hannia había insistido en que trajera. La tome y con algo de alcohol en el cuerpo, sentí el impulso de probar un poco. Baje hasta la cocina, tome un vaso y me acomode en una silla. Me serví un poco, el primer sorbo me hizo toser, pero no estaba nada mal. Escuche como la puerta se abría, segundos después, Ji apareció en la entrada de la cocina y me miro con expresión seria. No dijo nada, solo me miraba.
— ¿Quieres? —Ofrecí señalando la botella. Lo vi dudar, claro me había portado arisca los días pasados con él, desde luego tenía que ser algo raro que le hablara como si nada, pero quizás era hora de limar asperezas y dejar de pelear como perros y gatos— Vamos —Lo anime. Lentamente llego hasta donde estaba.
— ¿Tequila?
—Está rico, anda —Se quedó mirándome y luego tomo un vaso, vertí el líquido en el vaso y lo bebió de un trago. Ji ni se inmutó al pasarlo— Vaya eres bueno bebiendo —Apunte. Se encogió de hombros y se sentó a mi lado.
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El peor y mejor error
Genç KurguTras varios sucesos, que darán un cambio radical a su vida. Febe tendrá que dejar a su mejor amiga, Hannia, para comenzar una nueva vida, sola en una ciudad donde solo conoce a Fran, quien es casi como un tío. Una chica dura y fuerte, así la cali...