Había pasado el día dándole vueltas a todo el asunto de Ji ¿Qué debo decir? Era la pregunta que me repetía una y otra vez sin descanso. Pero por más que la hiciera, simplemente la respuesta no venía. ¿Me gustaba? Supongo que sí. ¿Podía confiar en un chico como él? Eso no lo sabía. Mire el reloj mientras tomaba mi bolsa y una chaqueta al azar, la verdad no importaba lo que usaba, tenía muchas más cosas por las que preocuparme. Estaban por ser las 6, la hora acordada o mejor dicho decidida por él, aspire antes de abrir la puerta y comencé a caminar por el pasillo rumbo a las escaleras. Fuera lo que fuera que quisiera decir, no me dejaría intimidar por ese engreído.
Llegue hasta la entrada de la casa, como lo había dicho, me esperaba dentro de su auto que estaba estacionado frente a la casa, tenía la cabeza hacia tras sobre el respaldo del asiento del auto, mantenía los ojos cerrados y no se movía, parecía como si durmiera. Lo primero que vino a mi cabeza al verlo de esa manera, fueron imágenes mías recorriendo su garganta y descendiendo por su pecho desnudo, sentí las mejillas arder y calor en medio de las piernas. ¿Por qué tenía que recordar eso justo en ese momento?
—Tranquilízate Febe —Me dije a mi misma.
Me acerque lentamente, analizando cada uno de los rasgos de su rostro, verlo así era tan distinto a como lo veía cuando reía y tenía ese aspecto alegre, ahora se veía vulnerable, débil. Llegue hasta la puerta del auto, sin que él se moviera. Quizás podría irme sin que se diera cuenta, pero ¿Qué diría cuando lo viera en el bar? Definitivamente no podía hacer algo como eso. Me quede junto a la ventanilla mirándolo. Percibí que escuchaba una canción, la cual levemente distinguía a través del cristal “…miro tu cara, quiero transmitirte mi amor… tu eres mi preciosa chica… baby buenas noches…” de pronto se movió y abrió los ojos. Me quede de piedra, se acomodó en el asiento sin dejar de verme.
— ¿No piensas subir? —Pregunto con voz seria. Asentí mientras abría la puerta y entraba.
—Creí que dormías —Me excuse.
—Te esperaba —Encendió el motor y comenzamos a movernos. Permanecimos unos minutos en silencio, mientras los nervios me carcomían.
—Creo que me lastime la cadera —Dijo sin dejar de mirar al frente— Y creo que pudo ser peor.
— ¿Me estas culpando de algo?
— ¿No debería hacerlo?
—No lo sé.
—Me arrojaste de la cama.
— ¿Y que querías que hiciera? ¿Una fiesta? No debías estar ahí —Dije a la defensiva.
—Si no recuerdo mal, alguien me invito a entrar a noche —Abrí la boca indignada. ¿Cómo podía decir algo así? Ni que le hubiera puesto una pistola en la cabeza.
—Pues no lo recuerdo —Dije cruzándome de brazos. Movió levemente la cabeza.
—Que conveniente.
— ¿Disculpa? —Ahora sí que me estaba haciendo enojar. ¿Por qué intentaba culparme?
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El peor y mejor error
Fiksi RemajaTras varios sucesos, que darán un cambio radical a su vida. Febe tendrá que dejar a su mejor amiga, Hannia, para comenzar una nueva vida, sola en una ciudad donde solo conoce a Fran, quien es casi como un tío. Una chica dura y fuerte, así la cali...