El viaje de vuelta al hotel se me hizo eterno y no me porté bien en absoluto.
Me senté detrás de Eric, pasando las manos por sus hombros para relajar la tensión de los mismos.
No tardó en relajarse con un pequeño suspiro.
-Puto tráfico-Gruñó cuando mis dedos soltaron la corbata para acariciar la piel de su garganta-Nunca se me había hecho tan largo el viaje.
Reí contra su cuello, apoyada en el asiento en la semioscuridad.
-¿Ansioso, Blake?
Soltó un gruñido de confirmación, cogiendo mi mano para darle un mordisco a la yema de mi dedo índice. Grité por lo bajo, sacando el dedo de entre sus dientes para tocar su cuello de nuevo.
-Relájate, aun queda un buen rato hasta llegar al hotel. Y ya no hablemos de la copa que me debes-Le reprendí llegando a su nuca donde clave mis uñas, arrastrando mis dedos en una caricia que le erizó entero.
-¿Una copa?-Repitió con un jadeo-¿Ibas en serio con eso? ¡No quiero tomarme una copa! Quiero follarte hasta que te quedes afónica de gritar.
Apreté mis muslos con un resoplido, disimulando como pude el deseo que me había generado esas simples palabras.
-Te la tomaras y te relajaras-Le contesté con mis manos bajando por su pecho acelerado-Siempre voy en serio, deberías saberlo ya.
Soltó un gruñido de disgusto, pero no protestó.
No pensaba renunciar a tomarme una copa merecida con él de ninguna manera. Por no hablar del jueguecito que se me estaba ocurriendo para provocarle y entretener más la noche. No le iban a doler mucho los huevos después de la mamada en el Odisea, no seria una tortura tan grande.
Llegamos al Hestia y me siguió sin rechistar hasta la habitación, manteniendo las distancias por si había ojos curiosos cerca.
Una vez entramos en la suite, completamente ordenada y recogida, le señalé el sofá de la estancia.
-Siéntate.
Vaciló un segundo, quitándose la americana con un encogimiento de hombros.
Giré sobre mis tacones para enfrentarle.
-No me gusta repetirme-Le recordé con una sonrisa perversa.
Fue lo que necesitó para dejarse caer en el sofá, sacándose las cosas de los bolsillos, desconectando el auricular que llevaba en la oreja, terminando oficialmente de trabajar.
Llegué al minibar, cogiendo una copa y el whisky. Eché hielo, sirviéndolo hasta la mitad del vaso. Bajé mi mano al cierre de mi falda en un lateral, deshaciéndolo hasta que el tul cayó con un ruido suave de telas rozándose.
Escuché su respiración acelerada conforme salía de el con la mayor elegancia y sensualidad que pude encontrar en mi cuerpo. Me giré para mirarle con una sonrisa coqueta.
Tenía los ojos enturbiados, observando mis piernas desnudas y el ajustado corpiño de encaje negro que alzaba mis pechos.
Caminé hacia él sin quitarme los tacones y el cuerpo erguido con seguridad, deleitándome con el escrutinio minucioso de su mirada.
Me sentí más Diosa que antes, apartando el pelo de mis hombros para darle una mejor vista de mi cuerpo.
-Ha sido una semana muy larga-Susurré con la voz persuasiva, deslizándome hasta quedar frente a sus piernas-Creo que te mereces un respiro tu también.
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Cayendo al infierno #2 [Terminada]
Romance¿Cómo superas perder algo que nunca te perteneció? ¿Dejare de sentir algún día ese vacío en el pecho que tenia desde el día que cerró esa maldita puerta? Me limité a vivir en la tierra hasta que él apareció y me hizo Alcanzar el Cielo. Ahora estoy c...