Capítulo 39

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Miré de soslayo a Eric cuando el silencio se volvió abrumador.

     -Así que... ¿prefieres vivir en un mundo conmigo odiándote que uno sin mi?-Preguntó alzando las cejas con una sonrisa arrogante-Me has dicho cosas muy empalagosas y románticas hoy, valkiria.

Miré los pasillos de la casa para asegurarme de que estábamos completamente solos. Le agarré del paquete con mis ojos atravesándole y una sonrisa perversa en los labios.

    -¿Solo te gusta cuando soy dura y pervertida?-Murmuré solo para que él pudiera escucharlo en caso de que estuvieran los demás cerca-Aprovecha el momento cursi, porque no habrá mucho por mi parte y mucho menos en publico. Esto ha sido una necesidad para que otros entiendan lo que nosotros no tenemos que decirnos con palabras.

Su sonrisa se torció, cogiéndome de la barbilla para atraerme a su boca, dejando un beso casto en ella que remató con un tirón de labio entre sus dientes, capaz de entrecortarme la respiración. No parecía importarle que tuviera su polla entre mis manos en actitud de advertencia. Había descubierto que le gustaba que tuviera seguridad y nunca me andará con medias tintas a la hora de agarrarle su posesión más preciada.

    -Las palabras nos sobran siempre, pequeña. Solo con mirarte a los ojos se lo que sientes y tu a los míos lo que siento. ¿Para que necesitamos cursis discursos a pesar de que están cargados de verdad? Prefiero esos versos que me susurras de vez en cuando, describiendo no solo lo que sentimos, sino lo que nuestros cuerpos pueden hacer juntos-Murmuró cerca de mi boca con un brillo hambriento en la mirada.

Libertad, necesidad, mis mejillas ardiendo y mi entrepierna pidiendo guerra.

Eran sensaciones que siempre había tenido, pero que parecían haberse magnificado de repente.

Céntrate, quedan cosas que hacer.

    -Te las diré luego-Le prometí soltando su paquete que se abultaba por momentos-Ahora vamos a darles espacio a tus padres y llevarnos a Lizzie.

Eric asintió con la cabeza, dándome un rápido beso antes de ir a por la pequeña Lizzie.

Cuando aparecieron por el pasillo, estaba cogida de su mano con una sonrisa de oreja a oreja, mostrando sus pequeños dientes de leche.

    -¡Papá ha dicho que cenas con nosotros!-Dijo con alegría corriendo hasta mi para cogerme de la mano y soltar la de su padre.

    -¡Si! ¡Claro que me quedo a cenar!-Respondí avanzando hacia la puerta-Cuéntame que tal estos últimos días.

Lizzie empezó a relatarme la poca novedad que podría haber tenido en los pocos días que no nos habíamos visto de camino a casa de Eric. Sorprendentemente era más de lo que esperaba.

Preparamos la cena todos juntos, con Lizzie sentada en la isla y sin parar de hablar en ningún momento, rellenando los silencios, haciéndome reír con sus pucheros o comentarios ingeniosos.

Se decepcionó cuando Eric le dijo que ese fin de semana los planes para el lago se habían pospuesto para otro.

    -Quiero que vengas alguna vez. Es muy bonita y seguro que nadas muy bien allí. Aunque da más miedo que la piscina-Me explicó refiriéndose al lago.

Le sonreí, aceptando el ofrecimiento después de un rápido vistazo a Eric como pidiendo permiso. No era idiota, no iba a plantarme en su vida de repente y alborotarlo todo.

Nos encontrábamos cenando en el comedor, con Cronos debajo de la mesa y la televisión puesta de fondo. Eric estaba sentado frente a nosotras y Lizzie a mi lado. Ella había decidido la posición de los sitios, no era cosa mía.

Cayendo al infierno #2 [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora