Mi vida me aburría.
Aunque mi trabajo iba mejor que nunca. Las cifras no hacían más que aumentar. B.S seguía abriéndose camino en España y estaba ganando puestos con una velocidad impresionante. Apenas llevaba un año y ya eran más que conocidos y solicitados.
En una semana Damon iría a Madrid a un congreso de Seguridad Privada como dueño de B.S España. En el podrían conocer las nuevas innovaciones tecnológicas, nuevas normativas que se votarían como propuestas al gobierno y sus reformas, más un montón de cosas que no terminaba de comprender.
Con la excusa de mi cumpleaños, iría al nuevo piso de Val en Logroño junto con Guille para celebrar mis veintiséis. Damon estaría en Madrid y yo me alejaría de mi marido y trataría de ser yo de nuevo.
Val se tomó la situación al principio bastante mal. Tardó un par de semanas en volver a hablarnos como siempre, asimilando lo que iba a ocurrir entre Damon y yo. Como buena consumidora de dramas en Netflix y de telenovelas a escondidas (cosa que sabíamos todos) accedió a ayudarnos en todo lo posible. Tanto que se lo pasó genial organizando la boda conmigo y acompañándome a que me hicieran el "traje de novia".
El viaje a Logroño tenía otro propósito también; presentarnos al chico con el que se llevaba viendo ya unos meses.
La semana antes de que me largara lejos de la ciudad, trabajé como una loca. No solo en la oficina, sino también en casa junto con Damon. Tenía que mandar tarjetas de agradecimiento a cada puñetero regalo que nos habían hecho por casarnos. El noventa por ciento de ellos era gente de Estados Unidos que ni siquiera conocía. Las hermanas de Damon vinieron para la boda, al igual que sus padres. Nadie más.
Bueno si, los tíos de Damon.
Los Blake querían hacer una fiesta por todo lo alto y que viniera gente a centenares. Nosotros insistimos en algo íntimo y sin publicidad. Lo último que queríamos era ajetreo por un matrimonio con fecha de caducidad.
Los regalos eran en su mayoría cosas para la casa. Decoración, vajillas, fuentes, jarrones, cuadros... cosas que no tenían mucho sentido, porque dudaba que usara alguna vez seis tenedores diferentes en una cena en casa.
Solo había un regalo que me hizo especial ilusión y que guardaba con tanto cariño en mi nueva biblioteca que me daba miedo incluso leerlos.
Eve y James me regalaron un repertorio de mis libros favoritos en inglés y algunos en español.
Todos aquellos clásicos que Oscar me prestó y que nunca se me ocurrió volver a comprar. Fue un regalo con doble filo, sobre todo por la tarjeta que dejaron con ellos.
"No hay mejor regalo que un libro, eso es lo que Lily decía siempre. Disfrutad de los clásicos con todo nuestro cariño"
A Damon también le gustaba leer de vez en cuando, pero sentía que ese regalo era más para mí que para él.
Me pregunté durante toda la luna de miel si Él habría tenido algo que ver con el regalo. Luego recordé como se había desentendido por completo de todo y de mi y lo aparqué a un lado de mi mente.
No debía martirizarme más de lo que ya lo hacía. No era masoquista. Necesitaba respirar.
-¿No te da pena separarte tan pronto de Damon?
Alcé la mirada del móvil a mi madre.
Estaba ayudando a Alicia con las matemáticas mientras los chicos jugaban a la consola en la televisión del salón. Era domingo por la mañana y Damon cogería el tren esa noche hacia Madrid. Ahora estaba entretenido en casa con Guille. Había cogido la puerta en cuanto me percaté de lo mucho que sobraba.
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Cayendo al infierno #2 [Terminada]
Romansa¿Cómo superas perder algo que nunca te perteneció? ¿Dejare de sentir algún día ese vacío en el pecho que tenia desde el día que cerró esa maldita puerta? Me limité a vivir en la tierra hasta que él apareció y me hizo Alcanzar el Cielo. Ahora estoy c...