Capítulo 1

24.3K 2.2K 488
                                    

Mis pechos desnudos subían y bajaban rápidamente al compas de mi respiración acelerada debido a la excitación.

Atrapé el labio inferior entre mis dientes al ver como los pezones se marcaban con cada tirón y ruido de las cuerdas al ser manejadas con una facilidad admirable.

Mi postura era tensa, pero no forzada o incomoda. Las cuerdas tenían la posición justa y el entrelazado correcto para retenerme sin hacerme daño, demostrando que esta mierda le gustaba tanto como a mi.

El ultimo nudo a la altura de mis muñecas me provocó un respingo que no pude reprimir debido a la sorpresa.

    -¿Incomoda, pequeña?-Murmuró asomándose por mi hombro desnudo.

Sonreí de manera perversa apartando el rostro para mirar esos hambrientos ojos plateados moteados de oro que me tenían húmeda desde que me había desnudado.

    -Impaciente, vikingo-Contesté con un pequeño jadeo.

Fue la respuesta correcta, ya que empezó a devorarme los labios con esa dureza que me haría temblar las rodillas si nos las tuviera clavadas en el colchón, separadas y a la espera de acción.

Sus grandes brazos me envolvieron, provocando que su pecho desnudo rozara mi espalda. Sus manos recorrieron mi vientre al compas de su lengua jugando con la mía, llegando hasta mis pezones para pellizcarlos con delicadeza.

Mis brazos eran inútiles a mi espalda, pero mis manos ya estaban tanteando entre sus piernas con el limitado movimiento con el que contaban hasta alcanzar a La Bestia.

La masturbé hasta que sus gruñidos se ahogaron en mi boca, necesitando apartarse de mis labios para coger aire.

    -Ni atada te estas quieta-Gruñó con la voz enronquecida por el placer.

Aun así no retiró su cuerpo del mío, siguiendo el ritmo de mis manos con embestidas que terminaban con la punta de su polla pasando entre mis glúteos.

    -Ya me conoces-Murmuré con burla-Me gusta tener el control en cualquier situación.

Sus ojos se ensombrecieron con triunfo, como si esperara justamente esa respuesta de mi parte. Si no me hubiera distraído en porque ponía esa mirada, me habría percatado que una de sus manos ya no acariciaba mi pezón.

Sentí el pellizco de repente, sobresaltándome más que antes con un pequeño grito.

Giré mi rostro para mirar mi pezón derecho apresado por la pinza de metal con mis ojos abiertos con fascinación.

Tragué saliva totalmente hipnotizada al ver como maniobraba con la cadena que conectaba la pinza puesta con la otra que abría para colocármela.

Contuve el aliento a la espera de saborear la sensación.

Cuando la pinza se cerro al rededor del pezón izquierdo volví a gemir, esta vez mas fuerte y excitada que antes.

Retiró sus grandes manos para dejarme asimilar tener ambos pezones apresados, con el riego sanguíneo paralizado, creando una sensación palpitante que me ruborizaba las mejillas hasta hacerlas arder.

    -¿Te gusta?-Susurró dejando un beso en mi nuca desnuda.

Me había recogido el pelo para mas comodidad de ambos a la hora de jugar un poco mas fuerte y que mi cabello no le molestara al hacerme los nudos en los brazos.

Asentí con un pequeño gemido, echando mi trasero hacia atrás para volver a sentir el roce de su polla a la vez que retomaba mi tarea de masturbarle.

Se le escapó una risa ronca, cogiéndome de la nuca con una mano para mantenerme en mi sitio y que no me echara para atrás cuando sacó su polla de entre mis manos.

Cayendo al infierno #2 [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora