Cayendo al infierno #2 [Terminada]

Capítulo 41

La tarde en la piscina fue una transición que teníamos que pasar todos para no confundir a Lizzie. Por ello, Damon estuvo también y los cuatro le mostramos a la pequeña que nadie había sufrido porque Eric y yo estuviéramos juntos.

Seguía pensando que hice mal en quedarme a dormir la primera noche y pensaba evitarlo hasta que Lizzie se adaptara a ello. Como entre nosotros no había muestras de afecto constantes, también ayudo. No porque nos sintiéramos cohibidos a hacerlo, sino porque nunca habíamos sido personas que necesitaran de eso para confirmar nada.

Los padres de Eric no estaban y eso ayudo también a sentirme cómoda. Eso si que iba a necesitar un buen periodo de adaptación y no que la pequeña Lizzie supiera lo nuestro.

¿Qué había de Guille y Damon? Bueno, eso también era algo a lo que estar atento en ese momento.

Mi mejor amigo estaba que no entraba en si de gozo y felicidad. Se reprimía por Damon, ya que él no lo estaba pasando bien. Por mucho que se hubiera preparado para el rechazo de su familia y ejecutar el plan, no significaba que lo llevara bien. Estaba destrozado y Guille sabia que tenia que tener paciencia en cuanto a salir del armario para el resto del mundo. Tal vez tardaría unos meses, puede que un año o dos. Lo importante es que ahora podían estar juntos sin sentirse culpables u ocultarse. Lo demás, ya llegaría con el tiempo.

¡JA! Ni siquiera tu te lo esperabas y lo sabes.

¡Touche! Lo que ocurrió ese viernes no me lo habría esperado en un millón de años. Pero así sucedió y el mundo entero se tambaleó.

Los cotilleos en el trabajo no habían parado en toda la semana y hacia oídos sordos a ellos. Nunca me importó lo que la gente pensara, mucho menos mis trabajadores cotillas.

Me pasaba los descansos con Damon, seguíamos yendo a comer y no íbamos a renunciar a la compañía del otro independientemente de lo ocurrido.

Era lo que tenia la libertad, la usabas como te salía del huevo.

Guille subió a buscarnos a las cuatro y media, justo a tiempo para ir a buscar a la loca de Val a la estación.

Lo de la fiesta de divorcio iba en serio, necesitábamos celebrarlo, beber y desconectar.

    -¿Le queda mucho a Damon?-Me preguntó mirando hacia su despacho por encima de mi hombro.

Me giré hacia allí, encogiéndome de hombros.

    -No lo creo, parece estar terminando la llamada.

Nos quedamos ahí de pie, esperándole en mitad de la planta. Salíamos media hora antes que el resto, así que estaba abarrotada.

Comprobé la hora de llegada del tren de Val por si acaso se había adelantando.

Todo bien, llegaría en cuarenta y cinco minutos.

    -Ya era hora-Se quejó Guille frunciendo el ceño-Si llegamos tarde, Val...

Todo se congeló en ese mismo instante con Damon avanzando con una decisión arrolladora hasta Guille.

Mi amigo se quedó muy quieto a mi lado cuando le cogió de las mejillas, inclinando el rostro hacia él para darle un beso en la boca a apenas un metro de mi. Tuve que parpadear varias veces para asegurarme de que no estaba soñando y que Damon estaba besando a Guille delante de toda la puta oficina.

Mi amigo se quedó con los ojos abiertos como platos un segundo, antes de dejar caer los parpados y corresponder al beso.

La sonrisa de idiota que apareció en mi boca podría haber iluminado el mundo entero. Seguro que estaba deslumbrando a toda la empresa, porque se había hecho un silencio sepulcral.