Capítulo 34

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Llegaron días malos a casa de los López. No me pasé por ahí dando espacio a todo el mundo hasta que me pidieran ir. Alicia no me había llamado, ni siquiera un mensaje y eso me preocupaba. Tenia la cabeza en otra parte a lo largo del lunes por la mañana después de hablar con Nicolás sobre el estado de mis hermanos.

Eugenia estaba en vilo, a la espera de una demanda por parte de alguno de nosotros. No iba a denunciarla a pesar de que Nicolás me dijo que tenia todo el derecho a hacerlo. En cuanto me dijo que no seria motivo suficiente para quitarle la custodia completa de los niños, desistí en meter más mierda.

Por mi como si no volvían a verla, pero no era decisión mía. Lo primordial para mi ahora era alejarlos de todo eso. No quería que ninguno de ellos tuviera que hacer de testigos de la denuncia. Lo mejor era dejarlo estar.

El pobre Nicolás estaba intentando hacer lo mejor para ellos. Lo primero que iba a hacer era llevarlos con un psicólogo para tratar el tema de Eugenia y todo lo que estaba sucediendo últimamente en su vida. Era algo que apoyaba por completo.

Que yo no quisiera ir a uno, no significaba que no les viniera bien a ellos.

Estaba revisando la semana en la que Nicolás iba a llevarles, planteándome asistir a alguna consulta si así podía ayudarles a ellos.

Lo que se hacía por unos hermanos...

La puerta de mi despacho sonó, sacándome de mis pensamientos. No estaba avanzando una mierda por culpa de lo ocurrido, distrayéndome constantemente.

Necesitas una vacaciones.

-Adelante-Dije alzando la cabeza encima del portátil.

Isa se asomó por la puerta, muy nerviosa. Mis alarmas saltaron de inmediato, mirando la hora por si tenia algo importante que hacer y se me había pasado.   

-¿Po... podemos hablar?-Preguntó entrando con dos tazas de café en las manos-Es... solo un momento.

Cerré el portátil de inmediato, observando a mi ayudante atentamente.

-Claro, Isa. Pasa y siéntate-Le ofrecí con tranquilidad-¿Necesitas algo? Estas nerviosa.

Isa no lo ocultó, pasándome la taza de café, sentándose en la silla frente a mi escritorio. Sus ojos castaños me miraban nerviosos, repasó mi rostro rápidamente antes de bajar los ojos a su taza. Se lo pensó mejor y se puso de pie.

-Quiero... hablar contigo de... de algo sensible.

Presumía de tener buena relación con mi ayudante. Hablábamos de cosas personales de vez en cuando y la consideraba una buena compañera y puede que incluso una amiga.

Verla tan nerviosa y preocupada me hizo ponerme seria y preocuparme de inmediato por lo que le estaba poniendo así.

-Puedes hablar conmigo de lo que quieras, Isa. Estoy aquí para lo que necesites.

Sonar calmada y profesional era lo que necesitaba para darle la confianza y que me hablara claro. Dio un paso hasta la mesa, apoyándose en ella, inclinándose hacia mi.

-¿Quién te ha pegado, Ara?

Me quedé seca con su respuesta, retrocediendo en el asiento por su pregunta con sus ojos fijos en mi cara. De todas las cosas que podría haberme imaginado que querría hablar, ninguna se acercaba a eso.

Me toqué la mejilla con el hematoma escondido bajo el maquillaje. Si te fijabas era más que evidente que algo me había pasado por las heridas.

-¿Ha sido Damon?

Cayendo al infierno #2 [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora