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Capítulo 24

— Sigo enojado contigo — repentinamente terminaste el abrazo, te veías arrepentido de esa pequeña acción. Me sentí mal, pero supongo que lo merecía. Te alejaste un poco de mí, te veías serio.

— Debí suponerlo — mi cuerpo tembló, pero tenía que afrontarlo Minho.

— Querías hablar, bien, habla rápido antes de que me arrepienta — sentí la presión, era el momento de decir aquellas palabras que tanto había practicado. Lo imaginé mil veces en mi cabeza, pero no importaba cuánto me hubiera mentalizado antes sobre esa situación, aún sentía miedo.

— Lo lamento, perdón si hice cosas que te pudieron lastimar. Soy la peor y no merezco nada de ti, lo sé. Pero Minho, no quiero perderte, significas demasiado para mí. Simplemente no puedo dejarte ir, ya lo intenté, hice todo lo posible para olvidarte, pero es en vano. Minho, sigo pensando en ti todos los días, incluso si llega un momento en el que no estás en mi mente, de alguna manera, vuelves. Además, aún hay cosas de las que nunca hablamos y en el fondo, aún deseo hablar sobre esas cosas — ver tus ojos me dolió, porque pude ver lo mucho que mis palabras te afectaron y el cómo querías fingir que no era así. Te hice daño, nunca negué aquello.

— ¿Eso es todo? Aún hay algo que quiero escuchar de ti — me quedé en blanco.

— ¿Qué cosa?

— Piénsalo un poco, no es tan difícil — lo único que venía a mi mente era Hyunjin, pero no me parecía posible que supieras de él.

— ¿Qué quieres escuchar de mí?

— ¿En serio nada viene a tu mente? — te veías muy enojado, antes solo estabas serio, pero en ese momento estabas enojado — Quiero que me digas la verdadera razón por la que decidiste quedarte en Japón — definitivamente lo sabías, nunca supe cómo te enteraste, pero lo sabias.

— Me reencontré con alguien que conocí en Corea y... Somos pareja ahora. ¿Es eso lo que querías escuchar?

— Sí, era eso.

— ¿Quién te lo dijo?

— Eso no importa.

— Me gustaría saber.

— Tú debiste haberme contado, enterarme por mi propia cuenta no fue lo ideal. Esperé mucho tiempo a que me lo dijeras, incluso cuando hacíamos llamadas, pero nunca lo mencionaste. Te felicito Ryu Mai, te volviste realmente buena mintiendo —  era difícil intentar sobrellevar las cosas contigo cuando tenías esa actitud, porque claro, nunca tuve que ver esa versión de ti hasta ese momento.

— Confesar algo como eso no es tan sencillo, lo intenté, aunque no parezca.

— ¿Tan fácil dejaste de intentarlo?

— Cuando tomé mi decisión, no pensé que fuera necesario mencionarlo, en especial cuando no me permitiste decir alguna otra cosa ese día, ni siquiera un adiós.

— Tuviste mucho tiempo antes para decirlo — estabas herido, comprendía tu enojo y tu actitud en ese instante, pero no sabía qué hacer para llegar a ti, para que me escucharas tranquilamente. No había manera, no una que yo pudiera ver. Tenías que desahogarte también, pero me daba miedo que cuando terminaras de soltar lo que sentías, no me dieras la oportunidad de seguir hablando. Estaba asustada, tu estabas enojado, eran sentimientos que tal vez no debían confrontarse en ese momento.

— Bien, fui una cobarde que no fue capaz de decírtelo hasta ahora, lo acepto. ¿Qué quieres que haga? — hablé algo desesperada.